jueves, 18 de agosto de 2011

Sobre la (re)creación de la belleza...


Escribir sin luz, al azar y con el corazón. Garabateando cosas sobre hojas absurdas y sin pudor, quemando la tinta de la sabiduría animal, jugando a que alguna letra te roce los labios a espaldas de un dios.

Construyendo imágenes en vano, buscando tu rostro junto al mío, defendiendo este suelo que es tu tierra y la mía. No hay verdad dentro de lo quiero narrar, no existo en la descripción que puedo dibujar.

Porque te miro y me responde el cuerpo sin preguntar, vibra la mirada con la luz reflejada en tu lagrimal, persigo en mi memoria sin destino y me pierdo contigo en un beso que no deja de comenzar.

Y como el viento juega con tus miedos, yo no pedí permiso para quedarme contigo. Con estrellas te acuesto en las canciones, anhelando, con la yugular estrangulada, poder decirte algo especial.

Lo que ves es lo que sientes, caricias que queman como el mismo infierno, una noche más abrigando el frío con poemas, viéndote contenta entre tanta desigualdad.

Yo no quiero más que descansar sobre tu espiral y la mía, que sueñan sobre la almohada y los espejos que cuelgan de nuestras cabezas.

"Dejar el dormir para otra vida, yo me quedo despierto mirándote mientras me revolucionas desde el más inocente silencio, mientras le das fuerza a mi dínamo de creatividad. Y yo no dejo de recrearme en tu piel, de encontrarme en tus manos y ver el cielo en tus pies.
Sujetarnos la vida entera y su muerte más etérea en un jardín de palabras que no pueden explicar la belleza que eres capaz de crear.
Porque puedo escribirte mil libros en la espalda, pero solamente tú logras hacer pensar mi corazón y palpitar mi pensamiento.
Pero tu belleza no es de letras, es de piel; de hiel con miel, del sentimientos más impuro que existe, de sencillez periférica y de centro descontrolado.

Mil malezas floreciendo sobre las aves de nuestro pueblo y yo sonrío al vernos caminando sin cadenas ni prisión."



viernes, 12 de agosto de 2011

Las vísceras del nosotros.


Cuando la lírica no emana del suelo, yo siento que todas las palabras que pueda mencionar van a carecer de sentido.
Cuando el sol se esconda en tus ojos, volveré a caer en mi ocaso, en esta espiral emocional que mata con besos en las manos.
Cuando me detenga y mire hacia atrás, sentiré que el nudo sigue igual, definiendo las sonrisas que puedan entrar a mi exterior.

¿Dónde están esas nubes que sin tus murmullos no pueden avanzar?
¿Cuándo apagaste las luces del niño, y dejaste a oscuras lo adulto?
¿Será que el viento se lleva todo, incluso nuestras sombras, nuestros silencios y nuestra humanidad?

La ropa que vistes está marcada con acordes que no puedes tocar, porque se te ha roto la guitarra y otro, sin preguntarte, te robó la voz.
Pero después de que nos regalemos la muerte te volveré a preguntar: "¿Me recuerdas?, soy ese que te hacía reír por las mañanas, ese que te borró un par de malas caras y devoró tus lágrimas para no ser tan pobre; porque tu cuerpo era mi descanso, era mi refugio en el ideal."

Y ahora que lo pienso, yo también me pongo triste cuando voy sentado en el bus esperando que algo cambie al otro lado de la ventana, como si eso de afuera no naciera de adentro, como si aquellos árboles no reflejaran "mis árboles", y ese mar no fuera "mi mar". Y entonces, cuando veo aquello, y te veo también, pienso en besarte y en que nos sobre el tiempo, las palabras y los corazones, en que sin necesidad de tocarnos, nos sobremos ambos, el uno al otro por separado, puesto que estaremos contenidos en una relación, en una dinámica, en un movimiento, en una fuerza, en una revolución.

Como si buscara un campo libre de migrañas en donde los problemas se puedan sacar de raíz, como si te hablara para que no me olvidaras, para que no me dejaras cantarle a la luna; como si caminara hacia tu horizonte, hacia el ideal del ideal, me siento tranquilo, porque recuerdo, y me encanta, que un beso tuyo lo arregle todo.

No pido que sea por siempre, no sueño con que te vistas de ropas caras, ni que tus labios sean de otro color que no eres tú. Tampoco me interesa cantar bien, vivir en una gran casa o ser feliz. Yo quiero lo propio, que lo tuyo sea lo mio y seamos, finalmente, en una existencia. Con un sentido nuestro, con un significado y un contexto sin fecha de vencimiento. Con los pies en la tierra de los sueños, con la cabeza puesta en tu pecho y tu mano sobre mi camisa, con tus latidos vibrando mis pestañas y mis pupilas excavando en tus dolores.

"Y entonces entenderás, que el ocaso no es un final, sino un comienzo. Una llama que arde para iluminar, un proceso, una dinámica, una ruleta rusa sin más arma que mi verdad.
Entonces entenderás todo lo que siento, todo lo que duele, todo lo que cansa y alegra. Descubrirás la melancolía del vuelo de las gaviotas, el reproche en la boca de los indigentes, lo amargo que se esconde tras la miel.
En ese preciso momento, te dolerá extrañarme, clamarás por un beso, y recorrerás el mundo buscando un abrazo que se parezco a esos que ahora, sólo, recuerdas. De allí en adelante todo el mundo contenido explotará y se derramará sobre tus manos, tus huesos y tus senos. Allí serás la creadora y lo creado, el músico y la canción, el pintor y el cuadro, la enamorada y el amor, luz y ocaso.
Entonces, yo seré el escritor y lo escrito."