Notas caídas del ciego, llueven cenizas en su interior. Busca un poco más, y un poco más de nada has de encontrar.
Sólo un impacto basta para perder todo lo que alguna vez creyó tener, hasta enero sin llegar febrero. Dos dosis de morfina para retomar el color del iris, y silencios otoñales para encontrar el pasto húmedo.
"Todo hace mal en esta vida", dijo alguien que no podía dejar de respirar.
Amistades infundadas y sueños invalidados por falta de argumentación lógica que los respalde al momento de que el juez discapacitado te pregunte por ellos.
Alguna que otra luz se desvanece en el horizonte, alguno que otro horizonte quiere comenzar a brillar. Y así va corriendo, arrítmicamente, aunque algunos le quiera rezar al péndulo y a la metafísica, todos sabemos que la realidad no es tan igual a un vals, por el contrario los segundos fluyen en un ir y venir de azares inentendibles y muchas veces desgraciados, y otros no tan desgraciados. ¿Seguiremos pensando en el ritmo de la vida, una vez que haya terminado la canción?
Metafísica barata, razones que se venden en el mercado negro, justificaciones para tomar por bueno lo que tu animal te dice que está mal.
¿Eres capaz de aceptar una mentira estúpida por una verdad absoluta?
Debilidad que no pisa por más que ladre, perros que no muerden por más que rompan cadenas.
Basta un soplido de locura para echar abajo el templo, o en algunos casos, rasgarlo en dos.
Progresividad en cada paso, destiempos sin sabor y golpes que no suenan, ni quiebran ventanas.
Escapar nunca es la solución a los problemas que pueden correr más rápido que tú, o ¿es que acaso no recuerdas el peso de esa mochila que cargas sobre tu espalda?
La demencia que te domina al madurar, la inercia de la noche y un despertar mutante, entre rozas y gladiolos.
El punto medio entre mediocridad e incompetencia, la hipérbole que se dibuja sobre tu cuerpo no es más que el paso de los años sobre tus pies.
Una, dos, tres y cuatro hojas has leído ya, ¿seguirás leyendo el libro entero hasta el final?
Un amor entre cigarros, un destello etéreo de tonalidades multifocales que terminan desafinando tu oído interno, ese con el que puedes escuchar los instintos y tu naturalidad.
Si se va no le queda nada, si se queda nada va a cambiar.
Y él daría lo peor de su vida, por verte feliz.
"Hay gente que está incapacitada para ser feliz", dijo un comediante en plena tragedia griega.
Has de preguntarte ahora..
¿Estás volando por encima de las nubes sin haber aprendido antes a caminar?