Cuando la lírica no emana del suelo, yo siento que todas las palabras que pueda mencionar van a carecer de sentido.
Cuando el sol se esconda en tus ojos, volveré a caer en mi ocaso, en esta espiral emocional que mata con besos en las manos.
Cuando me detenga y mire hacia atrás, sentiré que el nudo sigue igual, definiendo las sonrisas que puedan entrar a mi exterior.
¿Dónde están esas nubes que sin tus murmullos no pueden avanzar?
¿Cuándo apagaste las luces del niño, y dejaste a oscuras lo adulto?
¿Será que el viento se lleva todo, incluso nuestras sombras, nuestros silencios y nuestra humanidad?
La ropa que vistes está marcada con acordes que no puedes tocar, porque se te ha roto la guitarra y otro, sin preguntarte, te robó la voz.
Pero después de que nos regalemos la muerte te volveré a preguntar: "¿Me recuerdas?, soy ese que te hacía reír por las mañanas, ese que te borró un par de malas caras y devoró tus lágrimas para no ser tan pobre; porque tu cuerpo era mi descanso, era mi refugio en el ideal."
Y ahora que lo pienso, yo también me pongo triste cuando voy sentado en el bus esperando que algo cambie al otro lado de la ventana, como si eso de afuera no naciera de adentro, como si aquellos árboles no reflejaran "mis árboles", y ese mar no fuera "mi mar". Y entonces, cuando veo aquello, y te veo también, pienso en besarte y en que nos sobre el tiempo, las palabras y los corazones, en que sin necesidad de tocarnos, nos sobremos ambos, el uno al otro por separado, puesto que estaremos contenidos en una relación, en una dinámica, en un movimiento, en una fuerza, en una revolución.
Como si buscara un campo libre de migrañas en donde los problemas se puedan sacar de raíz, como si te hablara para que no me olvidaras, para que no me dejaras cantarle a la luna; como si caminara hacia tu horizonte, hacia el ideal del ideal, me siento tranquilo, porque recuerdo, y me encanta, que un beso tuyo lo arregle todo.
No pido que sea por siempre, no sueño con que te vistas de ropas caras, ni que tus labios sean de otro color que no eres tú. Tampoco me interesa cantar bien, vivir en una gran casa o ser feliz. Yo quiero lo propio, que lo tuyo sea lo mio y seamos, finalmente, en una existencia. Con un sentido nuestro, con un significado y un contexto sin fecha de vencimiento. Con los pies en la tierra de los sueños, con la cabeza puesta en tu pecho y tu mano sobre mi camisa, con tus latidos vibrando mis pestañas y mis pupilas excavando en tus dolores.
"Y entonces entenderás, que el ocaso no es un final, sino un comienzo. Una llama que arde para iluminar, un proceso, una dinámica, una ruleta rusa sin más arma que mi verdad.
Entonces entenderás todo lo que siento, todo lo que duele, todo lo que cansa y alegra. Descubrirás la melancolía del vuelo de las gaviotas, el reproche en la boca de los indigentes, lo amargo que se esconde tras la miel.
En ese preciso momento, te dolerá extrañarme, clamarás por un beso, y recorrerás el mundo buscando un abrazo que se parezco a esos que ahora, sólo, recuerdas. De allí en adelante todo el mundo contenido explotará y se derramará sobre tus manos, tus huesos y tus senos. Allí serás la creadora y lo creado, el músico y la canción, el pintor y el cuadro, la enamorada y el amor, luz y ocaso.
Entonces, yo seré el escritor y lo escrito."