Me puse de cabeza sobre la cumbre de Gomorra, observé la fusión de sueños con alcohol, de secretos con amor y no pude vomitar. Inserté mi mano dentro de la nieve y llegué hasta el fondo de mi humanidad, lugares oscuros y silenciosos tocaban mis dedos.
Ahí estaba yo, de pie, firme sobre un nube, caminando por sobre las estrellas y buscando una luna en el patio de mi casa. Intenté conversar contigo, pero sólo respondías monosílabos estúpidos que nunca me pudieron satisfacer, no estoy hecho para amar, ¿sabes?
No nos pensemos especiales, que nadie sabe a donde se dirige, todos quieren beber del mismo semen y fecundar los mismos ovocitos.
Aquella noche me enamoré, y tuve un fuerte impulso que me hablaba de matar. Subí por una escalera hacia el valle de la ciudad, y todo era música, no existían los peldaños, solamente eran teclas de algún piano de cola, mal tocado por algún cantautor principiante que no hablaba de otra cosa que no fuese de amor, cursilerías y feminismos. ¿Será que nadie vio el condón que tenía escondido bajo sus ojos?, ¿será que nadie supo cuando maltrató a una prostituta que se abrió de piernas por un autógrafo?
¡Vaya, esto está pintado color sinapsis!, y el mundo que es daltónico y no quiere pensar. Una pérdida de obra, dos peces bastarán para que todo el pueblo coma, dos balas bastarán para que te veas hermosa.
Cuando los peldaños no se prolongaron más, me lancé desde las faldas de la montaña hacia las profundidades del mar. Abajo me encontré con abismos cubiertos de cruces y corazones, me encontré con botellas llenas de menstruación infantil y con las úlceras de un vegetariano.
Budistas nadaban sin respirar, sus burbujas no decían nada más que "Nirvana" y sus ojos estaban opacos, dorados y reventados por algún soplido ateo que fue ejecutado sin piedad.
Sinfonías de Muerte, Réquiem para el recién nacido y una pastilla para mi enfermedad sin cura.
El doctor me dijo que yo estaba completamente normal, mientras no dejaba de reírse en mi cara. Su secretaria se masturbaba bajo el escritorio, y él riéndose.
El edificio era frívolo y lleno de aparatos dispuestos a torturar, murallas pintadas con planetas y soles que nadie puede ver y contratos sociales que te obligan a hacer una genuflexión cada dos horas.
Yo no tenía ganas de tomar agua, yo quería alcohol, puro y sin anestecia. Quería drogas y relajantes musculares.
Cuando entré al bar más cercano, y pedí dos litros de vodka para llevar, se me acercó un grupo de niñas con sotana, las cuales se levantaban los hábitos hasta la cabeza cada dos segundos, mostrándome toda su virginidad, restregándome en la cara su olor a colonia de bebé y su piel inmaculada. Me gritaban con sus movimientos, "Viólame", y sus ojos pedían penetración sin piedad, pero no pude, no lo hice por respeto a Dios. ¿Supongo que con eso me gano un espacio en el cielo, no?
Llegué a casa y me embriagué hasta decepcionarme, hasta no dar más. Me asomé a la ventana mientras el mundo entero volvía a la normalidad, y compré por Internet dos pasajes al país de Peter Pan, no quería arrugas, no quería tener que tomar viagra para follar.
Estrellé las botellas vacías contra tu rostro y descargué sobre tu espalda, dos claveles y tres rosas.
Me colgué de tu cuello y te besé en la vagina, no pude soportar más tu olor de gata en celo y te arrojé desde el Séptimo piso de mi conciencia.
Tomé un lápiz y un papel, y me fuí en dirección al aeropuerto de colores fosforecentes, abordé un pegaso y disfruté de un placentero viaje lleno de azafatas decapitadas.
Una vez en Nunca Jamás, me encontré con un viejo amigo al cual no pude reconocer, pero que me invitó a su hotel.
Dentro de su habitación habían muchos recuerdos, muchas lágrimas embotelladas, mucho dolor enjaulado. Al cabo de unas horas llegó Peter Pan y nos invitó a hacer trío, no formé parte del acto, pero me dediqué a grabar todo con la cámara de seguridad del recinto.
Finalmente, azoté mi cabeza contra la muralla y escribí una carta de amor con mi sangre y mi cerebro.
Tomé mi celular y salí a fotografiar las maravillas de Nunca Jamás.
¿Quién puede decir que ha visto a Peter Pan bañado en sudor?
¿Quién puede decirme cómo salgo de estas cuatro paredes blancas?
¿Alguien me puede traer un vaso de alcohol?
¡¿Alguien!?..
¿Aló?
Mierda, me quedé sin saldo social otra vez..