domingo, 30 de agosto de 2009

Una enfermedad sin cura..


Me puse de cabeza sobre la cumbre de Gomorra, observé la fusión de sueños con alcohol, de secretos con amor y no pude vomitar. Inserté mi mano dentro de la nieve y llegué hasta el fondo de mi humanidad, lugares oscuros y silenciosos tocaban mis dedos.
Ahí estaba yo, de pie, firme sobre un nube, caminando por sobre las estrellas y buscando una luna en el patio de mi casa. Intenté conversar contigo, pero sólo respondías monosílabos estúpidos que nunca me pudieron satisfacer, no estoy hecho para amar, ¿sabes?
No nos pensemos especiales, que nadie sabe a donde se dirige, todos quieren beber del mismo semen y fecundar los mismos ovocitos.
Aquella noche me enamoré, y tuve un fuerte impulso que me hablaba de matar. Subí por una escalera hacia el valle de la ciudad, y todo era música, no existían los peldaños, solamente eran teclas de algún piano de cola, mal tocado por algún cantautor principiante que no hablaba de otra cosa que no fuese de amor, cursilerías y feminismos. ¿Será que nadie vio el condón que tenía escondido bajo sus ojos?, ¿será que nadie supo cuando maltrató a una prostituta que se abrió de piernas por un autógrafo?
¡Vaya, esto está pintado color sinapsis!, y el mundo que es daltónico y no quiere pensar. Una pérdida de obra, dos peces bastarán para que todo el pueblo coma, dos balas bastarán para que te veas hermosa.

Cuando los peldaños no se prolongaron más, me lancé desde las faldas de la montaña hacia las profundidades del mar. Abajo me encontré con abismos cubiertos de cruces y corazones, me encontré con botellas llenas de menstruación infantil y con las úlceras de un vegetariano.
Budistas nadaban sin respirar, sus burbujas no decían nada más que "Nirvana" y sus ojos estaban opacos, dorados y reventados por algún soplido ateo que fue ejecutado sin piedad.
Sinfonías de Muerte, Réquiem para el recién nacido y una pastilla para mi enfermedad sin cura.
El doctor me dijo que yo estaba completamente normal, mientras no dejaba de reírse en mi cara. Su secretaria se masturbaba bajo el escritorio, y él riéndose.
El edificio era frívolo y lleno de aparatos dispuestos a torturar, murallas pintadas con planetas y soles que nadie puede ver y contratos sociales que te obligan a hacer una genuflexión cada dos horas.
Yo no tenía ganas de tomar agua, yo quería alcohol, puro y sin anestecia. Quería drogas y relajantes musculares.
Cuando entré al bar más cercano, y pedí dos litros de vodka para llevar, se me acercó un grupo de niñas con sotana, las cuales se levantaban los hábitos hasta la cabeza cada dos segundos, mostrándome toda su virginidad, restregándome en la cara su olor a colonia de bebé y su piel inmaculada. Me gritaban con sus movimientos, "Viólame", y sus ojos pedían penetración sin piedad, pero no pude, no lo hice por respeto a Dios. ¿Supongo que con eso me gano un espacio en el cielo, no?

Llegué a casa y me embriagué hasta decepcionarme, hasta no dar más. Me asomé a la ventana mientras el mundo entero volvía a la normalidad, y compré por Internet dos pasajes al país de Peter Pan, no quería arrugas, no quería tener que tomar viagra para follar.
Estrellé las botellas vacías contra tu rostro y descargué sobre tu espalda, dos claveles y tres rosas.
Me colgué de tu cuello y te besé en la vagina, no pude soportar más tu olor de gata en celo y te arrojé desde el Séptimo piso de mi conciencia.
Tomé un lápiz y un papel, y me fuí en dirección al aeropuerto de colores fosforecentes, abordé un pegaso y disfruté de un placentero viaje lleno de azafatas decapitadas.
Una vez en Nunca Jamás, me encontré con un viejo amigo al cual no pude reconocer, pero que me invitó a su hotel.
Dentro de su habitación habían muchos recuerdos, muchas lágrimas embotelladas, mucho dolor enjaulado. Al cabo de unas horas llegó Peter Pan y nos invitó a hacer trío, no formé parte del acto, pero me dediqué a grabar todo con la cámara de seguridad del recinto.
Finalmente, azoté mi cabeza contra la muralla y escribí una carta de amor con mi sangre y mi cerebro.
Tomé mi celular y salí a fotografiar las maravillas de Nunca Jamás.
¿Quién puede decir que ha visto a Peter Pan bañado en sudor?
¿Quién puede decirme cómo salgo de estas cuatro paredes blancas?
¿Alguien me puede traer un vaso de alcohol?
¡¿Alguien!?..
¿Aló?
Mierda, me quedé sin saldo social otra vez..


domingo, 23 de agosto de 2009

Evitar..

Me acosté sobre la cama y traté de ignorar esos silencios entre sábanas que tan molestos son. Me atacaron pensamientos de mañana, del segundo que estaba por llegar, pero que por algún extraño motivo no se decidía a venir. Acepté un par de cosas y evité otras cuantas, no quería más dolor por hoy.
Y ha medida que respiro va cambiando el color de mis ojos, miran hacia adentro, se pierden en un horizonte extraño de tonalidades oscuras escondidas detrás de una linda personalidad. Pese a todo, no podía dejar de pensar en ella, tampoco en él.
Se encendieron las luces del escenario y llegó el momento de verte actuar, verte abrazarlo y regalarle tus labios, tus ojos, tu pasión. El asiento se hace de cemento y la incomidad me ataca sin piedad, una extraña presión me invade el estómago y mis puños se contraen instintivamente.
Quisiste decir lo siento, pero ya no te quedaba aliento, los gemidos eran más fuertes, el sudor era más espeso que la sangre.
Tienes talento innato para hacer soñar, para causar delirios y destruir el corazón. Tragicomedia erótica, el lado animal desgarrando tu piel, el guionista puso una bomba en mi memoria y tú la detonaste.
Sé que no estás lejos de mí, pero no quiero ir a verte al camarín, no quiero tener que sonreír sólo para que no te sientas tan mal.

Los silencios entre sábanas son lo peor, los contratiempos del reloj me provocan un estado de demencia inexplicable. Te escucho venir desde la habitación de al lado, te escucho llorar y maldecir con plena libertad, te siento débil, sucia, destructible.
Siempre presente sus huellas en tu piel, siempre tus miradas y tu falso amor.

Antes de que destruyas mi paz, me inyecto la jeringa en el antebrazo derecho. Cáliz del mal, líquido enajenado que confunde mi lógica. ¿Quién iba a pensar que drogarse iba a ser tan satisfactorio?
Oh, muñeca de porcelana. Tu cuerpo agrietado ya no me excita más, tu blancura natural se ha visto opacada por las manos de un tercero, un cuarto y un quinto.
Todo lo que tú necesites, yo lo tengo. Lo que quieras te daré, pero por favor, vete.
No te puedo esquivar más, ni a tí, ni a esas veinte sombras que traes en tu espalda.
Me prometiste una utopía, me juraste paz y ahora no encuentro más que fuego dispuesto a quemar la soga que me sujeta a tí.

"Te veo de pie junto a la cama, tú y los silencios entre sábanas.
Debajo de la almohada, la llave de la libertad.
Negra y pesada, con un gatillo y una bala.
No intentes escapar, no te atrevas a llorar.
Movimientos oculares rápidos.
Fase de odio, tres.
La contracción de un dedo y un agujero entre tus ojos.
Tu cuerpo bañado en sueños,
Tu cara maquillada color sangre.
Bastó solamente un destello de santidad,
Bastó clavarte mis dedos en tu razón,
Y ya estabas tirada en el suelo,
Nadando sobre nubes de tabaco y alquitrán,
Llorando sin gritar, amando sin respirar.
Deseos de una primavera lluviosa,
Tormentos de un astro nival,
Pestañeos en tu interior,
Se ha dormido la reina,
Ha muerto la belleza,
Rozas no crecerán sobre tu tumba."


jueves, 20 de agosto de 2009

Buenas Noches...


Le quedan tres minutos a la televisión para irse a negro, y a la ciudad le quedan unas cuantas horas más para llorar.
Se me hace tarde, pero quería despedirme. Partiré manaña en un cómodo tren, en el fondo, ambos sabemos que tengo que partir.
Ahora que veo todo tan desordenado, me pongo a pensar en qué momento se fueron todos y por qué han dejado dos botellas de ron sin abrir.
Era mi despedida, sólo vine a decir adiós. Devolveré la sonrisa que arrendé en la esquina y caminaré, mientras fumo un cigarro, hacia la estación. Nos resta poco de invierno, y a mi ya no me agrada el sol, así que escaparé a esos lugares en donde no deja de llover.
Tú muérdete el labio cada vez que veas a un hombre pasar, y abrázate a la ilusión de que algún día tendrás una familia feliz.
Buenas noches, no llores más que la calma llegará.
Buenas noches querida ironía, vete y busca alguna boca limpia para contaminar con tu acidez y tu frialdad.
Buenas noches amiga filosofía, te escondí del frío tras unas hojas de papel. Te prometo que más te entenderá, en nuestra relación somos sólo dos.
Ya vendrán horas para dormir, pero ahora solamente suena música para soñar en mis oídos, y no me quiero perder esta última puesta de sol.
Una par de excusas para los que quedan, y ciertas preguntas difíciles de responder para mi corazón.
Buenas noches, razón; búscate algunos ojos que no gusten de llorar...ni de amar.
Buenas noches, niña; mañana despertarás y ni me recordarás. Darás un par de vueltas en círculos y girarás en el aire llena de libertad, pero te he alquilado una estrella para amortiguar el dolor.
Buenas noches, corazón; por favor ya no intentes volver a latir, que ya estoy lejos de tí, demasiado lejos como escucharte reír...

sábado, 15 de agosto de 2009

Abajo, demasiado abajo...


Y quiero seguir contando historias de ayer y hoy, seguir cayendo hasta que de un momento a otro todo se convierta en una estrella, todo huela a rosas y los ríos se sequen.
No consigo sonreír, aquí entre relatos inciertos de canciones perfectas y acordes tranquilos, sólo es un segundo de paz.
Y me invito a esconderme, a correr por las calles de la soledad, a buscar la espuma del mar y a beber un poco de lava volcánica. Todo callado, todo coherente. ¿Por qué me tomas la mano y tratas de morderme el cuello con amor?, ¿Por qué no puedes simplemente sacar un pedazo de mi piel con tus dientes y saciarte?

Así que tomé todos mis papeles impresos con recuerdos y lo mezclé con el pegamento de significados para hacer una linda máscara. Aguarda un par de segundos más, ya dejaré de respirar oxígeno saturado de ilusiones. ¿Por qué fuiste más allá si te podías quedar más acá?, ¿será que acaso nada nos basta? ¿será que siempre queremos más?, habla todo lo que quieras que esta noche no hay viento y las hojas no caerán.

Apaga la luz y déjame contarte un par historias que tengo guardadas dentro de mi corazón, historias de ayer y hoy. Abrázame fuerte y dime algo que sea de verdad, una frase natural. Dame un beso de despedida y déjame caer un poco más. Te pediré que no te des la vuelta cuando te vayas, ya no quedará nada, nisiquiera la presencia de algún dios.
¿Te acuerdas cuando guardé tu foto en el lado más sucio de mi mente?
Pero tranquilo, nunca nadie logrará entenderme a la perfección, siempre una buena intención puede convertirse en un desastre, todo por una mala interpretación, ¿será necesario llorar?
Es más fácil callar, es mucho más ilógico e irracional.
Abajo, demasiado abajo es donde quiero caminar, es donde voy a llegar. Es una gran plaga personal, va eliminando toda vida a mi alrededor, nunca había visto tanta belleza en un paisaje gris y putrefacto. El amor a la muerte, mi dedo en tu garganta, el frío del metal en tu abdomen.
El olor a pólvora, tus ojos llorando ríos color rojo.
Busqué desesperadamente un contratiempo en tu mirar y encontré una sinfonía completa de tempestad y fragilidad.
Tu tráquea quedó marcada con mis huellas, mi cabeza quedó marcada con tu mano. ¿Podrá ser considerado eso como un compromiso?

Y perdóname si es que te alejo cuando te tengo demasiado adentro, pero es momento de caer...
No confundamos tu ternura con la agresividad, no equivoquemos el sentido de tus uñas en mi espalda y las cicatrices que dejarán.

Dame un beso de despedida y sácame esta máscara, llévate todos los recuerdos y significados que tiene en su interior, dime que me quieres y que no me olvidarás, y date media vuelta que no tengo ganas de que me veas sangrar, ni caer hacia abajo, tal vez demasiado abajo...

domingo, 2 de agosto de 2009

Falta de oxígeno..

Hay cosas que quiero comprender y que sé que nunca comprenderé. También existen momentos en la vida que nunca olvidaré. Son esos segundos preciosos, divinos y perfectos, sabes que son especiales y por eso guardas silencio, no quieres arruinar el momento. No quiero oportunidades para revivirlos, tampoco deseo la eternidad. Estoy sentado aquí, al borde de un abismo descomunal. Estoy aquí sentado, y tal parece que me voy a lanzar. Trataré de ayudarte, acompañarte y ser de utilidad, para eso estamos, para hacernos la vida más liviana, para regalarnos más momentos inolvidables.
Estamos bajo el agua y no podemos respirar. Nos tomamos de las manos y nos abrazamos. Estamos dispuesto a morir, realmente es éste el final. Sentimos todo, estamos concientes, pero no podemos respirar.
Dame un beso sin aire, dame hielo, dame tu vida, y permíteme morir junto a ti. Son silencios eternos, momentos inolvidables, nubes negras cubriendo las montañas soleadas por el rubor de la luna.
Son estrellas diminutas y tímidas, tranquilas e inmóviles, aguardando el momento perfecto para caer.

Es el mudo ideal, la paz eterna, el merecido descanso después de un largo caminar.
Estamos al borde de la locura, la promesa del amor. Te lo repetiré solo una vez más, estamos al borde de la locura.
Tómame la mano y llévame a esos lugares luminosos donde alguna vez te ví correr en libertad, llévame de vuelta al jardín de rosas, llévame de vuelta hacia mi felicidad.
¿En qué fallé?
Quien sea que soy, no trataré de rectificarme, lo hecho ya está concretado, no hay vuelta atrás.
Llévame de vuelta hacia un mokaccino, llévame de vuelta a la lluvia, trae a mi vida nuevamente la tranquilidad, que hoy es noche de verdades y te quiero abrazar.
Es todo un caos, es todo tan desnivelado, la vida no es en su plenitud solamente felicidad.
Ven y acompáñame a llorar, acompáñame a callar todas esas cosas que tú ya sabes con anterioridad.
Te prometo, ahora vas a descansar.
Llévame contigo, llévate nuestros sueños, llévate nuestros recuerdos, llévame contigo, por favor.
Estamos bajo el agua y no podemos respirar, bésame una vez más.
No espero que alguien nos entienda, tampoco quiero ser una historia romántica que todo el mundo se cuenta para llorar. Somos nosotros, dos y felices.
El universo se alinea para vernos descansar.
Ha llegado el momento, bésame antes de que no te vuelva a ver jamás.
Ahora seremos un recuerdo, que no se olvidará.