sábado, 11 de mayo de 2019

Burbujeante el oxígeno en mi sangre. Al nivel del mar, pero con presión de altiplano.
Quizás siempre me arranco a estas alturas para que nadie me escuche pensar.
No pude olvidarme ni de tu sonrisa, ni de tus arrugas.
No dejé que el tiempo nos ganara la batalla contra la tradición, no me propuse amar si no sentía espinas de las rosas junto a la flor.
Como si no verte me hiciese menos difícil la decisión de seguir aquí.

Pero no aprendí nunca en mi vida a negociar, por eso me oculté contando besos detrás de tu mirar.
Buscando noche tras noche entre estrellas esa entrega de tu boca cuando me saludaba al despertar.
Una mirada esfumada junto al invierno que levantó el mar.
Sostenido entre sus historias me oí pasar.

No me olvido, no me suelto.
Aferrado al abismo.
Soy lo que acabó.
Sembré recuerdos porque fue lo que conocí por amor.


Si tengo manos es para soltar el pulso de mi emoción.
Si me baño en las aguas de la niebla se me raspa el adiós.
Esa fiera que me desarma el alma, esa risa que explota mis rosas.