sábado, 31 de julio de 2010

Saliva...


Miré hacia un punto desmarcado del infinito, un punto muerto, un paisaje muerto. Lo cómodo ya no lo es más, los golpes ya no duelen tanto, la piel se enfría un poco más. Palabras miserables, un amparo quebrantado y el reloj de arena sigue moviéndose.
Tan ajeno me siento, tan fuera de mí, tan lejos de todo. Incluyéndome.

Abstracto el cuerpo, sólido el sentimiento, piedras en la garganta, los pies rotos. El camino agrietado, los ojos cansados, el pelo húmedo y tú todavía no apareces.

A tus ojos todo parece poco, muy poco el tiempo, muy poco cariño, muy poca dedicación. ¿Muy poco soy yo?
Un vacío en el interior, el universo se perdió en su inmensidad.

Cuando el papel de las cartas corta profundamente, cuando la sangre deja de fluir y los recuerdos se ven minimizados, te mostraré todo lo que queda en este lugar.
Dañado y olvidado, desafortunada suerte, es tiempo de que vuelva a casa. ¿Todavía nos queda tiempo?


Lentamente se van escondiendo todos, todos los amaneceres, con una calma que desespera sonríes.
Tragando saliva, ácida la estupidez de la conciencia, por más que mire el cielo, he caído demasiado profundo en el abismo. Duermes.

Aprendí que la verdad es mentira, y que la felicidad está en la cosas simples.

"El dado está rodando y sabemos el número que arrojará, ¿apostarás de todas formas?. Te invito a jugar para perder, para perdernos un tiempo, tal vez toda una vida."

martes, 27 de julio de 2010

Mami :)


Adiós, muchísimas gracias.



viernes, 23 de julio de 2010

Lo peor...


Con solemnidad miraste el portón que estaba frente tuyo, una muralla que existía para detenerte el paso y lanzarte más adelante que tu sombra. El héroe ya está muerto y sepultado, escondido bajo tierra, perdido entre las raíces de las esperanzas que fueron puestas en él. Abandonado.
Ahora que nadie te puede proteger, ¿hacia qué brazos correrás?
Romanticismo de contrabando, ladrones de buenas intenciones, asesinos de estrellas.
Saltando alrededor del fuego, invocando la vida, caminando por sobre el agua, llegando más arriba que el vuelo del pájaro cósmico.
Un puño en alto basta para dejar de vivir, asesinar al padre y la madre, hijo de nadie has de ser. Ninguno es tan débil, no como tú, no como yo. Expectantes, sufrimos, por que se dispare la última bala de la carga, la última herida, el último beso. Deseosos de que la sangre corra, de que el amor se derrita y de pisar las cenizas, de escupir el rostro del amado.
Complicado es el camino hacia tu casa, tú eres la luz de todos los ciegos, la voz para el sordo, la razón para el animal.
Intenta levantar tu cabeza hacia las nubes, llévate las manos a la cara y sácate los ojos antes que aquel cuervo te devore por completo.

Algo nuevo que muere en tu interior, un sueño nonato, un destello que fue abortado. Vulnerable estás. Lo peor es que ya no te puedes levantar, chocaste demasiado fuerte.
Y son nuestras narices las que sangran desvalidas de todo contacto con algún olor distinto al rojo. Pedirte que te quedaras no sirvió de nada, contigo nunca nada sirve, todo lo que haga siempre estará mal. Lo peor, es que sigo intentándolo.

¿Por qué no te mueres de una buena vez y descansas finalmente de tu existencia?
Tus errores se dejan caer sobre tu espalda sin benevolencia, tus aciertos no los quieres ver.
Vomita a un lado del insomnio sentimental, ese insomnio que te alejó de todo el pueblo, que te alejó incluso de tu propia vitalidad.

Te diste por muerto antes de que el dedo tirara del gatillo, te diste por muerto antes de haber nacido, te diste por muerto antes de ti.

Lo peor es que por más muerto que te sientas, muerto todavía no estás.
Esquiva, arranca, apuñala y desgarra esa mirada que me impide matarte, que te impide ser feliz, que no te deja llorar un poco menos.

Salta. Salta y cae sobre mí, lejos mío, pero que no es tan distinto a la herida que tengo en el costado.

lunes, 19 de julio de 2010

Esperanza...

Una entrega incondicional para hacer una metáfora de la importancia que tienes para mí. Ojos que ruedan por tus manos, palabras que se escriben en tu espalda. Destruirme para demostrar que soy mortal, descifrar el lenguaje de tus pies para poder bailar contigo, abrazar el caos que nos une, estamos juntos y la noche es demasiado larga. ¿Te puedo besar?

Errores a pagar, horas inanimadas, y una distancia que se siente tan antinatural. Existes. Sólo cállate y abrázame, dime que nunca te irás, porque sé que no quieres que tu cama esté fría. Corriste a la deriva, y me encontraste donde no querías verme. Amas.

Mucho camino hemos recorrido, muchas lágrimas derramadas y muchas sonrisas regaladas. Caricias necesarias para dormir entre tu pelo, me estás matando y no puede ser mejor. Suavizando las palabras más duras con tu voz, adicto soy a tu sudor.

Sentados estamos, cantando movimientos cálidos, anhelando que el tiempo se detenga. Páginas nos protegen, recuerdos nos entibian los cuerpos. Nos volcamos sobre nosotros mismos, una metamorfosis.

Un paso a la vez, segundo a segundo, pero juntos.

domingo, 18 de julio de 2010

Juego de niños...


Casi como un destello en tu piel, casi como un juego para madurar, una vida que salir a buscar, a mi identidad le falta aliño.
¿Todavía piensas que adentro de mis pantalones se esconde un secreto?, yo creo que tú eres dueña de la intensidad, nadie nos ve abajo de la mesa, demos rienda suelta a la imaginación.

Un roce, algodones de azúcar caen al suelo, ya no tienes donde esconderte. ¿Quién te levanta cuando tú me besas más abajo del ombligo?, y sin embargo yo me quedo abrazado a esa esperanza remota de que el juego va a continuar. Entre sumisiones y miradas furtivas encontramos la manera de impactarnos, de colorear nuestras siluetas, de dejarnos sin aliento, de crecer.

Hay distintas trincheras en donde albergarnos, distintas posiciones a ejecutar, y aunque el cuerpo nos pida parar, jugamos hasta que amanezca, tal y como papá y mamá lo hicieron alguna vez. Y por más que esquivamos en tren que nos va a golpear, nos tendemos sobre los rieles y nos dejamos aplastar.

La noche recién comienza, y los vasos que tomamos antes de mirarnos me han comenzado a marear. El mundo gira, yo también. Apostaremos la carne, la dignidad y la niñez. Yo te susurro una clave al oído y tú me das la espalda. Te sientas sobre mí y buscas en el cielo alguna estrella fugaz, me pongo sobre ti y te protejo de cualquier criatura misteriosa que te pueda dañar.

Te expones a mis ojos, sano tus heridas con mi lengua, tu limpias mi fusil sin balas casi con amor.
¿Nos queda algún consuelo, alguna excusa para no sentirnos bien?
Un juego de niños, una carrera enajenada por encontrarnos al otro lado de la habitación, por encontrarme en tu interior y que tú me sientas dentro.

Entre gemidos y balbuceos que no entendí aprendiste a hablar.

viernes, 16 de julio de 2010

Elefantes..


Un grito ahogado la profundidad del firmamento, casi me tropiezo al saltar, casi pude volar sin alas. Un viaje cotidiano y sin brillo, una paisaje opaco, una sensación color gris.
Somos muchos elefantes caminando sin rumbo, grandes y torpes, solitarios y secos. Las manos arriba, el pelo al viento y una sonrisa que no sirve mucho.
No supe cuándo, ni en qué momento me perdí, pero estoy definitivamente vencido, dejado a mi suerte, sin violines sonando de fondo, sólo se oye el ruido de los autos pasar por la calle.
Cabizbajo se encuentra el núcleo del planeta, el mar está calmo y las nubes no se mueven.
Nada está vivo.

Una balanza desequilibrada, una ironía que pasa la cuenta y un puñado de sueños que no despertarán mañana. Creo que también me siento mal, pero eso ya no importa.
Te dije que la vida no era rítmica, nunca lo es, sólo sabe cojear.
Tal vez estés mejor de esta forma.

Pies pesados, miradas perdidas en algún horizonte que sólo puede existir en un universo paralelo, paralelo a nosotros. Casi como buscar un grano de arena albino en una playa cuando es medianoche, como besar el viento o tratar de retener un susurro, así de idiota puedo llegar a ser.
Con la piel dura, casi impenetrable, busco un poco de agua en medio de un desierto llamado vida.
Hay días en que sólo quiero morir un par de minutos para poder tomar un respiro.
No me necesito, nunca lo he hecho, pero por algún motivo desconocido, todavía no me puedo abandonar.
¿Cómo hacer para que no me duela mirar mi sombra?
Creo que olvidé gritar que le tengo miedo a dormir solo, pero ya salí volando por la ventana de tu habitación, envuelto en silencios, sostenido en el aire gracias a la gravedad.
Y todavía no entiendo por qué todos corren, y por qué siempre termino sentado solo en la mesa.
¿Es necesario que se vayan hoy?

A pesar de todo no estoy apurado, porque sé que algún día, todos terminamos siendo elefantes que miramos el mar buscando alguna respuesta que no existe, ni quiere existir.
Esta noche nada me asustará, solamente sentiré frío.
El espejo regala el reflejo perfecto, no lo soñé y me mata, por eso hoy brindo a tu suerte.
No me veas ahora, con tus ojos ciegos bien abiertos.

Soy un elefante que camina directamente hacia lo más profundo de su soledad.
No, no lo soñé y por eso ahora te extraño.

martes, 13 de julio de 2010

Dañas, luego amas...

Tienes una habilidad especial.
Algo en tu interior que se refleja a través de tus ojos.
Y que brilla con tanta fuerza que me desespera.
Algo que me obliga a odiarte cada vez más.
Una cosa que me causa dolor al mirarte.

No te acerques o me iré.
Ni siquiera intentes amarme,
es tarde para eso.
Esa estúpida necesidad que tienes
de igualar cada y una de las llagas que te dejé.

Detente, vete y no me hables.
¿Por qué haces daño tan pasivamente?
Perra idiota que no tiene idea sobre cómo herir.
Tu mierda de indiferencia e inocencia no te sirven esta vez.
Y no me importa si todavía estás acá,
si te lo follaste, debiste mandarme una copia de la grabación.
Nunca supiste cómo amar, mucho menos vas a saber engañar.

¿Por qué me haces daño tan pasivamente?
Me hieres con cariño,
atacando el punto vital,
pero lo suficiente para que no sangre tanto.

Tan vacía como puedes estar,
todavía con el rostro sudado,
y con una sonrisa idiota en tu cara,
finalmente comprendo que tú,
Dañas, luego amas.

sábado, 10 de julio de 2010

Reflejos/Reflujos


De una forma enferma encontré la manera para no volver a caminar sobre los mismos pasos que arden bajo la lluvia. Vamos, te invito, a herirnos de muerte, a dejarnos tirados sobre una nube fría y emocionalmente inválida. Y es que, tal vez, caí demasiado bajo.
El doctor me habló sobre gatos neonatos y las luces de los autos. ¿Estaremos bien?

Convertirme en mi mejor enemigo, un actor secundario en la escena vital, una mirada de soslayo que no causa dolor. Juguemos a ser sordos, a no conocernos, a no existir. Tengo ganas de comerte viva, parte por parte, sin aliños ni lágrimas, solamente debes sonreír y jugar conmigo.
El doctor me habló sobre gente normal y lo dañino del sol. ¿Estarás bien?

Y probablemente haya sido demasiado tranquilo contigo, porque ambos sabemos que tú sólo puedes amarme cuando te dejo abandonada, cuando te obligo a llorar. Es mi culpa, lo sé, pero no logré juntar el dinero necesario para comprar el látigo de cuero que tanto te gustaba, y ese disfraz de oveja que me quería poner.
El doctor me habló sobre platos rotos y pulsiones de muerte. ¿Estaré bien?

Lo siento, pero nunca me gustaron tus almuerzos, nunca me fascinaron tus miradas ni tu cariño. De todas formas tengo claro que ahora estás bien, aquél que ahora te hace el amor y te da nalgadas te importa más que lo que puedan decir los conejos que dejaste a medio morir sobre nuestra cama. Malditos conejos que no me dejan dormir.
El doctor me gritó algo sobre toallas sucias y luciérnagas aplastadas bajo mis pies. ¿Estarán bien?

Y supongo que al final no hace falta despedirnos; una patada en la entrepierna, un beso en el cuello y un susurro al oído, y yo podré seguir viviendo tranquilo. Tu ropa interior sin lavar y el aburrimiento de los domingos por la mañana me recuerdan a tu personalidad. ¿Cómo es que no puedo dejar de recordarte?
Tu rostro se refleja en las gotas que caen en mi piel, pero tu espalda es demasiado pesada para mi memoria, y tus pies demasiado ligeros para recordarlos. Para mala suerte mía, ahora me enfrento al más fuerte, al único que es incapaz de tenerme piedad, al que no puede mirarme sin dejarme catatónico.
Dentro de todo lo horrible que fue nuestra relación, extraño la calidez que encontraba al interior de tu vagina, la indiferencia con la cual me besabas y los abrazos que me dabas casi por obligación, pero no volveré a ti arrastrándome como siempre soñaste que lo hiciera, prefiero comprar una película pornográfica y imaginar nuestros rostros sobre los cuerpos de los actores. Si tuvieses el cuerpo de aquellas actrices volvería rogándote por una noche más, pero no, lástima por mí.
Casi como si formara parte de un macabro concurso de televisión, de esos en donde te preguntan estupideces y te muestran imágenes de niños muriendo de hambre jugando fútbol, mujeres tomando sol en alguna playa del caribe y la tumba de mi madre. Casi como si formara parte de uno de esos programas, quiero golpear en el rostro al animador y desnudarme frente a las cámaras, y gritar con desesperación "¡que se joda el fútbol, los culos bronceados y mi madre!", pero sé que no tengo el coraje para hacerlo.
El doctor soñó con su amante y las vacaciones con su familia, luego imaginó el auto que siempre deseó tener y contó las arrugas de sus esposa antes de dormir.

Después de una hora de oír al doctor hablar, pensar en tus mejillas y tu pelo por las mañanas, me levanté enfurecido y le grité:
-"Al crecer nos hacemos más fuertes, ¿más fuertes a qué?. Supongo que a nosotros mismos."

El doctor me miró, se levantó de su asiento y me extendió su mano. Yo estreché la mía con la suya, y mientras me miraba sonriendo me dijo: "Muchas gracias, es usted un excelente psicólogo, justo eso era lo que necesitaba escuchar."

Yo me quedé de pie en silencio, mientras el se retiró de la habitación. Miré la hora, y me percaté que se me hacía tarde, saqué un regalo de uno de los cajones de mi escritorio y guardé las llaves de mi auto en mi bolsillo, mientras bajaba las escaleras del edificio pensé:
-"Espero haya comprado el látigo con el cuero indicado..."