martes, 17 de diciembre de 2013

Lo que importa.

 
 
Incluso cuando se esconde la luz tras la cortina resulta pertinente volver al presente, recomendarnos la propia boca y buscarse las letras en la sangre. Escarbarse detrás de tanta pestaña y polvillo, sumergirse en esa mugre misma que por las mañanas intentamos lavar.
El flujo de lo inolvidable, lo que atraviesa el cuerpo al revés.

Preguntarme por qué no dijiste lo que yo quería esa última vez que nos volvimos a ver.

Es asunto de estrellas en la habitación, de arenas grises y cuellos alargados.

Resultará que lo más atractivo de mirarte es hallarte con el cabello cubierto de nubes, es la neblina que te acompaña la sábana bajo la cual descanso para calmar. Colgado de los aros que imitan tus labios, de la cuerda que soltaste al hablar. Cuando sugeriste que no nos tocaba el mañana, que era cosa de locos pensar que todo iba a pasar. Nunca avanzar, advertiste, hacia la distancia entre nuestros cuerpos.
Debajo de la manga se escondió la razón, cuando logré llegar a destino y quise irme de allí, cuando dije algo fue para callar.

Primeros en nada, expertos en todo. Sobre lo poco somos extensos.
Medianoche y la llama marca trote, moliendo lo que no tiene nombre en camino existencial.

"Que si el corazón siente la sincronía es porque también es de combustión lenta. (Así mismo el tono de tus sonrisas.)"

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Sueños sobre ella.

 
 
Para disponerse al sentido hace falta la enunciación de lo primero: vale decir que aquello que será dicho en singular responderá siempre a una infinitud de rostros, que más allá de representar su propia identidad constituye más bien una esperanza supuesta en la mirada sostenida sobre el párpado resentido.
 
"Como el miedo que genera el viento por el cuerpo, el movimiento lento y honesto, del dolor más mío por cargarlo muerto, por sostenerlo dentro a causa de una jornada agobiada. Mis primeros sueños sobre ella son los más presentes, los de su ausencia en mi desaparición. Esos mismos intentos de convencerla que el tiempo me mostró el calor de su cuerpo, me calló el llanto con el olor de tus soledades extranjeras.

Caminando entre tantas aceras, compartiendo quizás lo único que nos pertenecía por propiedad, el tiempo cuando despierto y mis ganas de vivir cerca de mi ciudad.

Mis sueños sobre ella se arrugaban entre los recuerdos de su piel, se escondían detrás de tanta fotografía añeja, de la duda suelta a la pasión de lo incomprensible: el niño se sostiene desde su compleja infinitud.

Escondimos las tardes entre papeles y un poco de luz, las cenizas eran estrellas para nuestra época de prosperidad. Fuimos tan cercanos que hoy estamos lejos, pasó que nos cruzamos a destiempo y no alcanzó el camino para conocerse, nos faltaron historias por contar.

Mis sueños sobre ella son la suma de su cansancio el día de hoy, de llevar las venas pintadas por los vínculos descompuestos, de tanto fracaso que se guardaba para volverte a asustar. Todas sujetadas por la misma herida, todas resistiendo la misma regla: la huella que no se ha de olvidar."


Para incluso poder narrar, es necesario que la boca pueda hablar. Para poder derramar es necesario tener abierto el corazón. Para recordar debo volverte a soñar.

Y serán quizás los años más negros, el ocaso que más pudiste saborear, pero no se explican sin la fuerza de tu voz, sin el más intenso cariño que pudiste regalar. Sin todas esas pequeñas expresiones que me han sostenido tanto tiempo ya, la niebla entre nosotros será siempre ese espacio tan particular que nos lograba poner el uno en el otro siempre tan natural.
Dormí cuántas noches sobre tus lunares, quizás para jugar a explorar más allá del secreto dorsal, quizás para arroparme en tu cuello, quizás para quitarte el frío con los dedos y encender la complicidad.
Serán mis campos de experticia: tus piernas, tu pelo y tus huesos. Mi conocimiento sobre tus músculos y sus historias, sobre los puntos que cargan esa frustración diaria de volverlo a intentar.

Serán mis sueños sobre ella todo lo que soy. Seré yo en ella una posibilidad, sus sueños para mi: una oportunidad.

domingo, 27 de octubre de 2013

Sobre ti.

 
 
De tanto segundo escurrido y tanta hora fotocopiada nos pusimos el cielo en los pies, nos volvimos los rostros para compartir la respiración y anhelamos juntos el amor por igual.

Declarando todo cuando fue sentimiento, estropeándonos las noches para volverlas a armar.

Porque nos topamos siempre tan curiosos, tan necesarios para dormir, tan pares en esto. Porque cuando nos separa la neblina se nos enredan los cuerpos y permanecemos quietos, opacados por la propia luminosidad, cansados al punto de nacer desaparecidos.

La calma la traen los dedos, el océano de tus ojos se me hace desierto entre tanto lunar, el contorno de tu espalda es mi límite sensorial: anticipamos siempre el músculo a tocar.

Con la sonrisa en posición horizontal, viajando de cerro a cerro, usando la playa como nube de amistad.

"Mi alegría es verte soñar con que todavía queda algo por lo que luchar, con que existe un sentido en el amor, con que la historia acumulada es motivo para permanecer acá."

lunes, 21 de octubre de 2013

De vidrio empañado.

 
 
Por tranquilo me pinté el aire en blanco, me encendí lo que aprendí y me desconocí.
Sí, más bien inquieto entre patrones. Algo más revuelto que los dolores, un viaje que nunca partió para venir.

Con los pies atados en las canciones, el millón de sensaciones que me dicen que estás aquí. Que tu presencia misma se funda en un largo devenir. Serán muchos rostros con sus desoladas pasiones, serán tantos paisajes los que ya no volvimos a encontrar.

El movimiento se asegura el asiento, permanece descalzo bajo la corriente que nos lleva a estar ausentes. Las cadenas que nos sujetan son los polos de la discusión, es la lengua de carne que se sujeta a su padre, el cuerpo tieso de todo corazón perdido.


"Serán las mismas condiciones de afligido que nos revientan contra el fondo del amor, serán los horizontes perdidos la vida misma encendida para vernos sonreír. Al olvido del tiempo inscribí mi aliento, por si acaso quedara un recuerdo de todo nuestro amor.

Por si acaso el pensamiento se vuelve más lento, pero permanece igual de enamorado."

sábado, 14 de septiembre de 2013

A mi encuentro.

Y quizás sea ese mi error, sea esa mi estampilla.

Ver el paso del tiempo con demasiado detalle, tratando de encontrar las canciones en la voz. Eterno en cada segundo, con la dimensión temporal delirante y los ojos llenos de niebla.
Con las horas marcadas como tatuaje y la cabeza partida en dos.
Las piernas sin los músculos, mi cuerpo desde la opresión. Tan gastado que se cayeron las pestañas, tan incierto que no sirve para crecer.


"El devenir no era siempre una misma dirección, no se condecía lo que había detrás de sí con el barro de la razón.
Lo transcurrido hasta este punto vale pena si tu mano es mi cama para dormir.

Al otro lado espero por algo que se parezca a esto, a esta misma noche que me pertenece tanto como a ti."

Auto-evaluación.

 
 
 
Mi presidio: el latido que se escapa del amor.

La condena: el sujeto como daño indeseado.

Tan perdido que me saqué la dignidad,

Tan absurdo el tiempo entre nuestros labios

Cuando se nos empaña el mirar.



El encierro: los sueños firmes en el suelo.

Nuestro intento: dormir un poco más.

Antes de saberlo sentí romper toda vertebra entera,

Volqué toda la fe en el propio duelo,

Maquillé el miedo para que no se vea temblar.


La culpa: otros que vienen y no están.

Mi presagio: incompleto e inexacto en su totalidad.


"Contuso, agonizante y extraviado.
Son tan amplios los límites del dolor, es tan profundo el océano de nuestra existencia."


sábado, 7 de septiembre de 2013

Aquello que me trajo hasta acá.

 
 
 
Se escondió el respiro en el pecho nublado,
se oscureció el lujo del cielo estrellado,
se inundaron las casas de nuestros recuerdos encontrados.

Invocados entre corrales nos dispusimos a conversarnos los modales, intentando que el suspiro explicara mi delito, ese que el tiempo no olvidó, el mismo que me trajo hasta aquí.
Decidí mirarte más allá de lo imaginario, arrojado a crecer tan viejo que nos planchamos las arrugas para descansar.

La mano sostiene el puñado de ideales, los cuerpos se agrietan entre tanta ausencia de inocencia.

Te brillaron como nunca los labios, se levantaron todos los besos ocultos para destrozarnos tan iguales. Con el calor de tu propia llave abriste las cadenas que nos pensaban animales, colonizaste con tu electricidad el suelo que me llevaba hacia el vendaval, fuiste tormenta en pleno ocaso, viniste un poco más lejos sin siquiera avisar.

Yo no he terminado de dibujarme los pecados, no he dejado de preguntarme por los dolores necesarios, azotado contra el propio espejo: el mismo que expira se traga el aire entre tejados, el mismo que ríe entre nubes se llueve a raudales.

Éramos tan adentro que nos tocábamos la sangre, tu lengua el bisturí para mi carne, tu lengua para disparar en medio de las libertades.
Rodamos cerro abajo, corriendo hacia lo que perdimos cuando decidimos avanzar, cuando elegimos habitar las esquinas del hogar: entre los lunares de tu espalda existen tantas canciones para tocar.


"Germinaron en mis ojos toda los párrafos del corazón, se sacaron las piernas a pasear y dormí tan vivo que amanecí muerto.  Así me solté la rutina: me pisé las bondades para verme pasar, me saqué las ganas para volver a empezar.

Extirpé la propia tranquilidad, me inventé una noche para olvidar y fui mi mejor amistad.
Me declaré la guerra en busca de la paz, hice que el núcleo trabaje para el marginal.
Me quedó solamente intacto el fuego que colorea el pasto del arenal.

Al otro lado del horizonte se conoce tu amor como el tono del sol otoñal, se conoce al estirar los dedos entre tus cabellos como viento primaveral, cuando sudamos los papeles que extendieron el invierno sin pestañear, y esas tardes de verano que giramos tan lejos de los demás."

jueves, 22 de agosto de 2013

Sobre los mitos y la creación.

 
 
 
Lo intentamos evitar, tantas veces ya, que olvidamos cómo era el color de nuestros ojos. Rascarse la pereza por la mañana que se alumbra bajo la ventana, salirse al balcón de todos nuestros días y recrear la vista con tanta sombra que nos vino, el cerro, a dar.
 
Sistemático y problemático resulta el camino que tomamos bajo tantas letras, tan sumergidos en nuestro mar, tan inundados de democracia que olvidamos lo que era una necesidad. Desde esa misma ausencia se esgrimieron mis letras, como rojo inscrito entre los miedos, tomando la curva hacia el misterio, pero sin ponernos demasiado serios.
 
Me tomé la noche para buscarme, sostuve la concentración frente al espejo, desarmamos el paisaje para volverlo a respirar. Un intento, quizás. Resentido y acomplejado se defiende el animal del ritmo permitido, del bombardeo constructivo y la neurona original, que tanta norma y tanta moral si al final lo dicho no sostiene en su sentido el dolor inicial.

 
No, ya no queda tanto.
Aun así, nada claro está.

 
Suspender toda astucia lejos de tus vicios, esconder todo eso que tu quieras contar. Guardarnos un secreto, inventarnos una sonrisa cerca de la dignidad, tomarnos los cuerpos tan libres que nos podemos murmurar. Así de juguetona es la herida, se abre y sangra para hacerme bailar.
 
Vomité lo de afuera para adentro, me pisé los pelos y pestañeó el pulmón, se me hizo agua el suspenso entre tanto universo por contar. Nos volvimos todos los muertos, nos vestimos de genocidio para podernos habitar.
 
Tan agotados por la vida a llevar que nos encendimos las estrellas con un fuego y nos sostuvimos lejanos entre uno que otro crecimiento, nos germinamos la esperanza por no vernos el sueño, entre esos desvelos quisimos conocernos un poco y algo más.

 
Quisimos conocernos un poco y algo más.
 

 
 
 

viernes, 26 de julio de 2013

Tercera declaración.




Yo recuerdo, lo recuerdo porque lo hago a diario. Casi como una coma dentro de la oración, una marca y una pausa, como un cotidiano, algo habitual.
No, no es pensar, menos iluminar.

Es cargar la cicatriz, es abrir el pecho al cielo para que sobre los ojos aparezcan todas nuestras estrellas. Para desnudarnos lo sujeto, para que palpite el dolor y nos besemos las heridas.
Sin cuidado, no por no saber con claridad lo que hay detrás de tanta sangre sino por la angustia presente al momento de respirar.

Recuerdo el momento como si fuera el presente, los tiempos de la vida nos han llevado a viajar por tantas nubes fumadas, por tantas calles inquietas que no dejaban de sonar.
Sintiendo que a la esquina está toda ingenuidad, nunca buscando cruzar, nunca volviendo para jugar.

Quizá las huellas tengan un sentido en su profundidad, en la arena que quedó marcada por un preciso momento. De todas formas nos perdimos, nos escabullimos en la búsqueda de un labio para comer. Se enredó la lengua para callar, se pintaron las habitaciones para olvidar.

"Lo que es habitar para algunos, para otros resulta en un olvido constante, en una pérdida y sumisión del pasado ante el presente. La vida se sobrepone de diversas formas, pero será que la existencia misma se hace cruel. Desde pequeño afirmado sobre las arrugas de las flores, sentado sobre las espinas, resguardado por pétalos desgastados de tanto amar. 
Cortados los pastos que pintan la sonrisa invernal, reducido el suspiro a su misma soledad.

Si se me quiebra la pupila es porque lamento no podernos encontrar ahora, un poco más viejos, un poco más niños, pero siempre igual de perfecto."

domingo, 7 de julio de 2013

Adentro.

Se inventa el mismo cuerpo cuando se levanta, se ilumina el rostro completo bajo la luz de la rutina, quizás cuántos pasos perdidos, quizás sea que tenemos más existencia dentro de lo prohibido. Al momento de afinar los ojos hacia el horizonte se nos vienen abajo los verbos ineptos.

Nunca me alcanzó la historia para contar todo el cuento, no dieron los labios el ancho para sembrar tanta risa de malintencionado. Blanqueamos el humo en los pulmones, subimos las cejas junto a las estrellas y nos volvimos caminando por entremedio de las piernas hasta llegar bien confusos, como buscando un refugio, como si no quedara mucho por morir.


Y que sea esta letra tanto abrazo como puño, porque eso mismo que pensaste mientras dormiste es el tesoro de la almohadilla. Porque dejamos nuestros cabellos sueltos sobre las costillas, porque fuimos esos que conocían un territorio por amar dentro de sus miedos. Probablemente tan ilusos como ingenuos, tan sueltos que nos bebimos toda carne, tan libres que saboreamos la sonrisa de la tarde malgastada.

Pensemos que sea ese el motivo por el que hace tiempo lloran las venas, esas mismas que guardan huellas y se fuman la retina. Porque pasan los años, se cuelgan las mañanas como sábanas en las ventanas del corazón, se nos arrugaron los huesos por el frío de la ciudad, nos mojamos el recuerdo en las aguas del mar.

Recorrimos las vocales de nuestros nombres como los lunares que flotan en tu piel, empecé a contar otra vez para no perder el número de momentos que nos quedan por perder. Déjame verte por una última oportunidad y así jugar al intento de que las horas no son en vano, que el sentido mismo de la vida está en el brillo de sus ojos cuando miraba el final.





viernes, 21 de junio de 2013

Soles que trae el viento.

 
 
Pinturas con nubes en solitario.
Pobre entre tanto revolucionario.
Dibujo la sumisión del fruto al delito del horario.

 
Coloreamos el corazón para sentirnos enamorados, acomodé el espejo después del luto, habité la esquina como vagabundo y me reinventé el mundo. Maquillando la tiniebla del campanario,  armando la unión de los desdichados.

Mi mano que busca su mano dentro del baile de lo absurdo, delito de mis dedos zurdos el soltar las letras como si fueran iguales.

Nos alimentamos en los labios a gemidos fugaces, desciframos la llave para abrirnos las ideas, rompimos los corrales para encerrarnos entre nuestras piernas. Nacimos lejos para dar libertad al encuentro. Así enterramos los muertos detrás del ojo sin su sueño.

El mañana no es tan cierto, nos contamos dioses para sentirnos mortales.
Cuando escurre el beso por las curvas se hace lago sobre tu ropa, vuelve inquieto por la vía del exceso.

Fijamos las migas para idear la silueta del pan, nos hicimos la guerra hacia adentro, trabajamos la tierra en los ojos al despertar. Soltamos todas las palabras, hallamos la luz bajo el mar.
Se viste la lucha de huella en el barrial, dormiste sobre las piedras que quedaron por patear.

"Se baña la luna en el hielo del pasto invernal, se fuman las estrellas en fuego del incienso, nos llueven los soles que trae el viento, nos llueven y mojan el cuerpo de tanta sangre que queda por derramar, de tantas noches por liberar."

sábado, 8 de junio de 2013

Meta-análisis.

 
 
Duele la necesidad, no por la falta en sí misma, sino más bien por el deseo que la funda. Duele, y se retuerce, como si el sol de la pregunta le hiciera algún daño. Se esconde, más bien para recordarnos lo que somos, para vernos las cicatrices y aprender a amarlas. Nos hemos levantado muchas veces ya, incluso el niño sostiene en su sonrisa una amargura social.

Será que los colores no me rozan la cara, será que la estrofa fluye siempre angustiosa y desesperada, desvistiendo la razón, sujetando el fuego que revienta los sentimientos, que explota sobre el techo el corazón. Y por lo mismo considero que sonamos también en el silencio, que callamos eso mismo que puede ser intención. Una historia se desborda en muchas conciencias.

Así mismo, acompañando el paso lento, miré la tarde desde mi ventana. Como si el paisaje fuera espejo de una ausencia que no he podido relatar: el freno de la sangre, el sujeto tocado como cosa, la rabia de la respuesta que no amanecerá. Insisto, hay cosas que ni el mármol logra anestesiar.

Contradictorio el devenir, el transitar y el habitarse. Desperté inepto dentro del mismo temor que maldije durante tanta ilusión, me encontré- ajeno-  al otro lado del ideal. Enroscado entre raíces de papel con tinta de aprendiz. Saqué el aire que su nombre llevaba, pronuncié una lágrima para despedirme del adiós y su calor.

De alguna forma u otra, los momentos que nacen vienen siempre muertos.

domingo, 12 de mayo de 2013

Segunda vejez.



Apuntaron la bala a la orilla de nuestras caras, nos quemaron el aire para no dejarnos recordar. 
Se nos vino la corriente sobre el pez, se nos fueron los días cuando nos tiramos sobre el colchón. 
Existimos en grito, ahora la propia vida hay que cargar. Tiritaron nuestras llamas, nos pillamos las ganas, intentamos jugar otra vez: hicimos la revuelta como juramento de libertad. 

Brillante al extremo del centro, liviano y transparente se cruzó hacia el dolor. 

Los paisajes que habitamos nos quedaron cortos para soñar, dijimos cuánto pudimos callar, nos tapamos los muertos y ya no fuimos más. Dame eso que escondí, ven hacia el más tibio silencio. Sácate la verdad y cambia el antifaz.

Así sin cerrar el intento, fallamos todo cuánto funesto. 
Cuando escuché el abril me sangró la razón.  
Se escabulló aparte del cerebro, tengo una herida abierta hacia adentro. 

Entre tanto sueño envuelto, entre tanta saliva y cuerpo hambriento, yo silbé una lucha existencial. 
Porque prometiste mantener el tono de estos momentos, caíste sobre el adiós y la flor marchita, te revolcaron palomas el sol, te cubrieron entera la duda para que no se hallara perdida. 

Y ya nadie es tan tuya como la ausencia, ni la luna misma cae dormida sobre el mismo dolor. Por desear lo lejano quise irte a buscar, perseguimos la nube que pintara el mar. 
Y, como explicando las huellas acumuladas entre pestaña y lagrimal, me dijiste que el susurro fue caricia cuando el mundo fue un minuto vuelto al azar. 


"Todas las partes me parecieron distintas, todas las sonrisas juntas, pero ninguna tuya. Un motín sentimental, un jardín me crece mientras avanzo hacia atrás. Se me gastan los ojos de tanto mirarme el reflejo, justo eso: la subida no es más que una ilusión.
Justo eso: perdió su vida con la mía."

martes, 16 de abril de 2013

Primera vejez.



A veces me gustaría llamarlo como una necesidad de mirarlo con mejores años. Así parte la conversación honesta, entre tanta vida vertida en la herida, entre tantas palabras usadas para esclavizar. Sabíamos en el fondo el sentir que nos hace cotidianos, supimos de boca en boca las muertes que nos pesaron la dignidad.

Siento que nos matan a diario, como un abrazo extinto de tanta producción capital, como un susurro justo de liberación imaginario. Ensoñados desde un cajón, resistir desde la pestaña hasta el altar, quisimos eso que nos quitaron de lo social. Cuando nos tocamos las manos en los gritos de párpados, llenos de tanto desorden, felices en la nada, contenidos solamente por nuestros propios cuerpos, encontrados- curiosos como niños- en un beso de despedida.

Creo que nos perdemos a diario, y divagamos sobre realidades que nos acontecen poco posibles de habitar. Consideraré la necesidad de reventar el universo que verso tras verso dejamos pasar, la locura de tomarnos el rostro y los labios sin avisar, la fuerza de la risa otoñal cuando se empata con la ley de gravedad.

Sostengo que las huellas que cuento como mías son más bien nuestras, recuerdo y contemplo la frescura en amistad, cuando vivimos el compartirnos, cuando nos ahogaron los papeles y nos dormimos al despertar.
Siempre volvíamos a la misma nube a descansar, siempre deseamos encontrarnos para revivir esa sensación de libertad, pero durante el camino siempre volvimos a la misma nube a descansar.

"Tan confundido desde lo que ya es olvido, no volvió el sentimiento al puesto, no se quedó quieto el intelecto de lo popular. Un poco más allá de lo expuesto, debajo de la carne se esconde el cansancio de estar. Sobre ciertas estrellas me siento abatido, sobre ciertos lunares me aferro para quedarme dormido. De esta manera, incluso un poco perdido, es que despierto en el abismo de nuestra soledad."

martes, 26 de marzo de 2013

Posibilidades.

Cuando se termine el descanso, cuando el mar baje la luna hacia atrás y los ojos se giren para escuchar. Cuando el tiempo nos pase por adentro, cuando se nos enloqueció la vida y aprendimos a gritar.
Cuando solté el verbo para que se haga guerrilla, cuando abrí la mano al descontrol y nos manchamos las semillas.

Hoy, más allá de lo que está, siempre es mañana.
Eso, que se puede tocar, abre el cielo y los lamentos.
Nunca, sabiendo el atuendo, anhelamos la cualidad.

Cuando mentimos sobre la saliva y el papel, cuando nos llamamos tan lejos y tropezamos la boca en tu piel.
Cuando empapamos el agua con hiel, cuando nos pisaron tan fuerte y nos hicieron olvidar.
Cuando la ola se levanta en la casa, cuando el peso cambia y nos sostiene el aire sobre los tobillos.

Acariciar la ansiedad de una selva vidente, la ausencia de una cosquilla que no deja respirar. Abajo el paladar para hablar sin pesadillas, así el camino apareció mucho más parecido a ti.
Conocer la propia pestaña en las trenzas que cuelgan de tus amores, recordar la tierra donde hace unos años florecimos: mis párrafos se esconden siempre en el fondo tu corazón.

Cuando nos deseamos los miedos, cuando se arruga el destino antes de volar y llegamos puestos en todo el baile.
Cuando ya no nos quememos, cuando nos sepamos los libretos y seamos tan lejos de los niños.
Cuando apagamos la esperanza, cuando frenamos- inocentes- la sangre y la rabia que libre viajan.


Cuando nos besamos los cielos, cuando nos destapamos los pelos y susurramos en juegos lo que falta.
Cuando fuimos vena ancha, cuando nos fluía la alegría y nos pillamos la adivinanza.
Cuando erramos la palabra, cuando nos limpiamos las migajas y nos volvimos invictos.

domingo, 10 de marzo de 2013

Cardumen de habitación.




Volvió para desenredar las raíces de lo anormal, apareció para tocar el sentido del dolor. No creo que la vida nos alcance para sabernos, no quiero que nuestras manos conviertan en técnica toda flor.

Queríamos venir para jugar entre nubes, queríamos soltarnos de tanta ausencia irrenunciable. Quisimos tanto que el deseo no pudo soñar.

Continuamos tan claros como anochecidos, tan nuevos como arrugados, tan livianos que habitamos el fondo del mar.

Atravesados en el camino de lo que fue, de pie bajo las orillas de nuestras espinas. Enjaulados por incendiar la amanecida.

Improvisando ceniceros para el amor, escalando edificios buscando el mal menor. Dibujamos historias en los cuerpos para no podernos escapar, nos comimos la boca y cruzamos las piernas, abrimos puertas para que el enjambre pueda pudrirse en paz.

Tal para cual, tus fantasmas enfrían el aire que podía respirar.

Otro día más para renunciar, otra celebración manchada con sangre de los que ya no están. Consonante entre vocal, opresor incondicional, el ahora estaba sucio.

Sinceros del principio, nunca supimos el rumbo. Si me rendí es porque no pude perseguirme entre tantas fotografía grises.

Absurdo el error sin derecho, hermosa la inocencia del necio.

Si te quedas me voy, si hablo lejos: más claro escucho nuestra soledad.

lunes, 28 de enero de 2013

Lo que dictan las (21) nubes.



Consideraré, antes de comenzar (e incluso con la intención de que sea a mi favor), la idea de que la libertad, hoy en nuestros días, es casi una daga mas clavada en nuestro corazón.

Lo propongo desde la más oportuna y dolorosa posición, desde el cimiento fresco por la crecida. Mucho cerebro en mi otra vida, muchas costillas perdidas al viento y sin color.
Nos prometimos, quizás demasiado, para sentir la cosquilla. Nos volvimos tan juntos que  olvidamos la palabra "adiós". Entonces se sintió la ausencia del calor, cicatriz por el sol sobre las pestañas heridas, el silencio como una forma de olor, pasando tan solos por pasar, colonos modernos y subdesarrollados: todos listos para firmar las nubes de humo que cada vela permitió.

Solamente quedaría para nosotros volver a conversar, a mirarnos los labios con el cuerpo, a voltearnos para podernos abrazar.
Bailamos las culpas y tocamos las estrellas a punta de encendedor. Nos volvimos santos en los saltos, en la sonrisa ajena nos pudimos reflejar.
Nunca quise que el cualquiera se convirtiera en tanto, la tierra que se cura a si misma y se busca la mano en el retrato, mientras yo baje hasta más abajo, escondimos las ruedas sobre la cabezas, me giré siempre iluso del poderte sentir.

Caminé pensando que la suerte no era cosa de locos, que lo resistente es también un brillo del corazón. Muy sencillo sobre un cohete, un susurro artesanal, una perla de barro, la semilla en la pupila. Tan naturales que compartimos ritmos, tan ansiosos que nos construimos un optimismo, tan democráticos que nos pedimos permiso para desnudar.

Por eso entiendo, a la vez, necesaria esa linea delgada. Esa ley que no quiere, ni entiende los motivos que atraviesan el malestar.

Casi como si cada recuerdo me sujetara la caída, como si cada miedo nos tocara el primer "pero", así nos creímos: el tu, el yo y el contigo. Me parto el alma para que te lleves un sueño, levanto el habla cuando de nuestros muertos se trata. Porque es tu curva la que enriela todo el pecho, me revive el resto y encuentro semejanza.

Es esta la forma en que aparezco: Tan cambiado que parezco igual.


-"Consideraré, para finalizar (y a modo de sentencia personal), que toda forma de arte debe realizarse como si se tratara de un crimen- y por consiguiente- que todo crimen se lleve a cabo somo si se tratara de un arte."

amén.