lunes, 5 de diciembre de 2016

Gallo negro.

Dar una vuelta por las esquinas de lo personal, sin tanta moral.
Asomarse a contemplar la noche en nuestro rostro, inclinarse a detallar las heridas que quedan junto a la razón.
Bien no es siempre, mal tampoco incluye nunca. 
Saludos que huelen a despedida, pensamientos que emocionan en lo mental. 

Olvídate de mi, yo ya me olvidé. 

Cada paso es un tropiezo, cada avance es un error, cada error es un color. 

Lo que tengo adentro lo saco para compartir, lo que amamos es nuestra debilidad. 

Mira lo que nos han hecho, llenándonos de propiedades y normas.
Mira lo que hemos hecho, tocándonos las grietas como el beso en compulsión.

Lo que sostuvimos, compañero, como fuerza del corazón.
Los viajes en que nos acompañamos sin salir de la habitación, las preguntas sueltas sobre el humo que nos elevó.
Si supieras, hermano, cómo se siente por estos días el amor.
Si supieras, hermano, cómo recorro el puerto de nuestra ilusión.

Hice de tu partida mi encuentro.
Hice de tu voluntad una canción.
Hice de nuestros vuelos una emoción.

En sus ojos habita un mapa para las mañanas.




Lo real (según Farías)



"He visto en mi mente lugares extraños, desde el delta del Nilo hasta el amazonas; desde la colina de acero hasta la ciudad de Entropía, desde las montañas llenas horrores indescriptibles de Howard Phillips hasta los lagos y montañas habitadas por mitología de John Ronald Reuel. 

Pero jamás he contemplado una visión mas compleja - o vasta o indescriptible o peligrosa hermosa o épica, que el recuerdo de esa tarde anaranjada donde el sol comenzaba a esconderse detrás de los cerros, y filtraba su luz a una pequeña ciudad e iluminaba una calle y al final de la calle estabas tu, de pie en la puerta de tu casa. 

El sol se filtraba a través de tu cabello y tu sonrisa era sincera, aquel momento dio vuelta mi mundo y me mostró que el horror mas indescriptible y el continente mas mágico, que el río mas grande y el bosque mas denso, son débiles ilusiones comparado con aquello que es real."


sábado, 16 de julio de 2016

Eclipses.



Escuché más de una vez cómo nos explicaron que la vida tenía su orden, que las luces de los autos reflejan la pobreza de nuestros pies, y que la falta existe para taparla.

Encontré en más de una oportunidad nuestros cuerpos lanzados hacia lo real, contemplé los agujeros bajo la carne y dibujé un mapa para mis dolores.

Guardé las escaleras en mis bolsillos, subí trotando nuestras conversaciones y solté el humo junto a tu puerta.

Lo que se termina acaba por empezar, lo que vivimos muere en el instante en que nació, lo que compartimos se quedó junto al corazón.

Esas lluvias que se decoran de marejadas para azotar el puerto de la razón, así durante los inviernos me senté a fumar con los fantasmas de mi habitación.

Las fechas como marcas en la memoria, los números junto a la ausencia y las raíces de coronas para los reyes de la vida.

El tempestuoso viaje hacia la propia mañana, hacia la madrugada cubierta de fresca niebla.

A través de vínculos con argumentos para el amor me encaminé hacia una salida, unos ardieron para que el resto pudiese mirarse los rostros por breves segundos.

Yo me encontré con tus islas, desayuné junto a tus desembocaduras y me abrigué dentro tu voz.

Hicimos fuego para sentarnos a su alrededor, para asumir entre orgasmos lo que significa la imperfección, para contar las estrellas y las verdades mientras cosechamos los años sin color.

Eclipses del espíritu, artesanías de emociones y flores de sonrisas.


   

jueves, 14 de abril de 2016

Hijo del aire.


Antes de venir, después de llegar.
Quedarse allí colgado de las esperanzas,
Levitando con flores en los dedos,
Escondido bajo tierra: raíces hacia el mar.

Amanecidos entre barricadas de estrellas,
detenidos sobre el territorio, apuntándole al capital.
Perdidos entre tanto cuerpo que esquivar.

Suelto entre las olas de la rabia,
el grito que ahogaba el sentimiento,
el goce que amaste hasta olvidarte,
las chispas al hallarte entre corrales.

¿Qué nos queda antes de venir?
¿Qué muere después de llegar?

"Con los pies cubiertos de arena, con la espalda desolada por temporales de amor, con las uñas encarnadas de tanto cavar. 
Con los tendones inflamados, con los silencios callados y los ojos apagados.

Dejé mi amistad enredada a tu cuerda, dejé mi cama apoyada en las nubes. 
Dejé todos mis colores pintados de negro, dejé mi tiempo atrás. 

Me fui porque no sabía quedarme,
Sople tu cabello para sentir la libertad.

Hijo del aire, antes de llegar ya no está."

lunes, 7 de marzo de 2016

A tí.

"Se fue algo mio con él, se quedó algo suyo conmigo."

Muchas gracias, compañero.

martes, 23 de febrero de 2016

Quinta descripción: Flujos de poniente a oriente.



Vueltas a los días, el tiempo en movimiento desde la arena hacia los ríos. ¿Cómo flotar entre valles y sobre las montañas? ¿Cómo encontrarnos con tanta distancia material?

Nos tomó una vida intentar acostumbrarnos al dolor, nos gastamos las palabras explicando las estrellas sin usarlas para amar. Carreteras y puentes entre amigos que se juntan para alejarse de lo que está, de lo que son. Cada uno con sus propias esquinas, compartiendo luces y sombras para volverse a inventar.

Así, desde el borde del océano hasta las cumbres verdes rasgadas por el sol, le dí mil vueltas a tu rostro, a los lugares que vuelvo a besar, al mapa de tus ojos que se esconde detrás de las pestañas y la vulnerabilidad.

Así encontré el calor de tocarte en la mañana junto a los amaneceres más solitarios, toqué los extremos con los ojos clavados en la luna que ilumina tu piel.
Me puse hoy en lo que venía desde ayer, tomé el medio y lo llevé hacia nuestra intimidad, tomé tus miedos y les hice cosquillas.

La consagración de lo distinto, crisis para sí-mismo, algo que ya no somos y queremos ser.
Nos acompañamos bajo la lluvia y nos cubrimos el pudor con los dedos.
Cruzamos ciertos músculos para sentirnos lo que tenemos entre las costillas, para bailar entre arterias y mordidas.

Nunca es suficiente si se trata de nosotros.


miércoles, 3 de febrero de 2016

Cuarta descripción: Mantra.



No es tarea fácil la explicación del acto de pliegue hacia adentro, el por qué del salto que te levanta del sillón y te lleva a otras esquinas. Bien sé que no comprendo completamente, ni pretendo llegar a hacerlo, las obras que el deseo construye como vías hacia- y desde- los cuerpos; pero si me ofrecen pensar una noche fría, yo escojo al mar como compañero.

La amargura de la fiesta se baña con incienso, los dolores adornan las bromas de esos desayunos entre islas de extraños.
Hacer de mis disgustos un motivo para bailar, gastarme los ojos buscando barcos naúfragos en los arrecifes de tus hombros.

Ajenos al tiempo nos escondimos a pulso bajo el colchón y la gente, contemplando extrañados la sensación que dejaba mi respiración en tu espalda.
Desviviendo los traumas y compartiendo las culpas, de cara a los cerros o enterrados bajo los muelles.


"Mis dedos repiten mantras sobre tu piel, como acordes encadenan lo que tú querías con el grito más ciego. Mis dedos se hunden en tu pelo y sólo encuentro fuego."

viernes, 22 de enero de 2016

Tercera descripción: Yafün.



Vivas las curvas que miran al mar, flujos de pasos y ruedas entre ventanas que no se dejan fotografiar.
Mañanas acompañadas que hacen de tu espalda una escalera para sentarse a ver pasar las horas mientras anochece en tu intimidad.
Soles como espejos para los ojos que buscan entre las nubes una verdad, tu piel y la mía como instrumentos para transformar.

La ciudad con costa sin playa y de monumentos flotando entre marejadas de flores.
Una casa que es nuestra porque resistimos,  una furiosa libertad que encarna la revuelta de los precipicios.

Si somos marginales es que no somos centro, si atentamos contra algo que sea nuestra humanidad.
Si la música de estas calles es ruido busquemos el silencio como refugio para cantar.

Seamos otro, un verbo para la oración.
Tus ojos y mi corazón.

En memoria de Lilo.