jueves, 22 de junio de 2017

Límite 2

Como si representara un territorio propio, como si lo nuestro nos perteneciera cuando siquiera hemos aprendido a habitarnos.
Ese largo camino que se desdibuja con cada palabra que sacrificamos, con cada vocal puesta a disposición de la lengua suelta de razón.
¿Qué es esa cosa que nos destroza?
¿Cuál es ese límite que nos quema la piel?

La tos después del incendio, lo que solté para saltar, las huellas que se borran al pisar.
Que la distancia sea cuestionada por el corazón, que nuestros ojos miren hacia adentro lo que ven afuera.
Lo que me diste no me lo pueden quitar, el calor de tu cuerpo hizo arder mi espacio personal.

El saber que existe detrás del amor, la experiencia de equivocarse para intentar comenzar a sanar, quizás esos ojos puedan aguantar el vacío que se asoma tras mi pupila.
Lo que se buscar al quitar es manifestar la violencia de la herida que no deja de sangrar. Ese agujero que inunda silenciosamente lo que queda detrás del precipicio bucal.

Como todas esas nubes cómplices de aquel amanecer incierto, cuando a ella se le apagó la vida, cuando solamente por ser ella significó un precio altísimo a pagar. ¿Qué hacen nuestros esfuerzos detrás de tamaña oscuridad? ¿Cómo sujetamos ambos este abismo?

Que me lleve lejos tu susurro.
Que se quede lo mío en tu palpitar.