¿Cómo hacer para no errar más?, Oh alma mortal que no me permite alcanzar el Olimpo con tranquilidad, que no me permite respirar sin un peso sobre mis hombros.
¿Por qué cada vez que intento tender un puente hacia tus ojos, mi amor, lo destruyes con un error mío? ¡¿Cuántos puñales más tienes que clavar para darte cuenta que sangro?!
Mira adentro, bien adentro de mis ojos y verás lo lento que han pasado los juegos en mi vida, esos que nunca supe jugar, que no me dieron otro sabor que no fuese el del ron amargo en mis labios. ¡Más abajo, más sangre!
Curvas de un eclipse existencial, se oscurece el bosque, caen las hojas sin que nadie las vea, el oleaje de las nubes es confuso, ininteligible para mi profundidad, demasiado turbias son las aguas en las que he decidido nadar.
He de ser fuerte, de pagar con lo que tenga que pagar por estar aquí, en este páramo bañado en un rocío crepuscular, repleto de extremidades mutiladas por una deformidad en un inconsciente. ¿Sientes mi pupila dilatada?
De pie me encuentro junto a mi ventana y a mi rincón más oscuro. Pensamientos solitarios, el fin de una era ha llegado, se rompe el cántaro con agua que nunca pudo llenar una copa hasta el borde, que nunca pudo derramar vino fresco sobre el mantel, que nunca ensució ninguna mesa.
Anochece sobre la ciudad más pecadora del reino, detrás del ozono no hallarás nada, no pierdas tu tiempo buscando una fábula que te contaron para que te fueras a dormir sin miedos.
¿Cuántos segundos más han de transcurrir para que podamos dormir juntos?, tengo pulsiones de libertad, tengo ansias de días grises, ganas de lluvia, anhelos de convertirme en eso que siempre quisiste.
Delirios en llamas, mundos alternativos que van explotando y van pariendo universos paralelos deformes e inhabitables, desolados y otoñales. Clones de otro clon, réplicas de un retrato hecho por un bebé que dibujó una sonrisa en el suelo con sus lágrimas y la placenta que caía de la entrepierna de mamá.
¿Dónde te has escondido ahora?, tengo sed de nicotina, tengo ganas de caminar, de ver los créditos de la película y esperar la próxima función. ¿Por qué si todos sabemos que no hay más funciones?
¡Oh, alma mortal que me amarra a este asiento de lamentaciones putrefactas y sinceras!
No quiero más drama barato, no quiero más de eso que llaman ellos "mundo exterior", bastante he visto ya entre juegos, entre pestañeos cegados por la luz del astro superior, astro resplandeciente y magnánimo, astro que ha decretado mi ejecución. Mis créditos finales están por pasar, se aproximan raudos y decididos, cual jinete sin cabeza, cual ciego que corre hacia el final de un callejón sin salida buscando una desesperada escapatoria.
¿Ves eso que va allá lejos?, ¿ese punto que se pierde en lo más profundo del horizonte? Aquello que ves allí es mi última oportunidad, y está lejos, muy lejos. Más allá de mis sueños y mi máxima extensión. Aquello que ves allí es mi último susurro de vida, y está abajo, demasiado abajo...