miércoles, 24 de noviembre de 2010

Rimas disonantes...


Ya no tiene final lo indefinido, desapareció ese que no llegó y yo que sigo escondiéndome de la sombra que he de cargar, algo está delante tuyo y no lo puedes saborear.
Creo que llegó la hora de despedirnos. La ineludible duda que te ataca la garganta, ese silencio que puede callar tus más sinceras lágrimas, segundos para no pensar.

Te siento la mano helada, la piel desganada, la lengua anestesiada, la mirada abandonada. Desearía que pudieses quedarte un minuto más, tal vez el punto final no está tan próximo dentro de nuestra narración, dentro de nuestro corazón.

El pecho acolchado para la caída, esa sensación retraída que llevada a un colapso esencialista, muy poco realista, anoche mataron al último de los optimistas, ese que no buscaba ser feliz.
Sonrisa cínica en la boca de aquel que le cuesta vivir, amargura en la comisura de los labios, miel con vinagre, tu manzana bañada en hiel.

Si quieres esa libertad que cantan las cuerdas de tu guitarra, toma tu arma sin balas, escupe al cielo y dispárale a dios. De carne es incluso aquel crea algo desde el barro, de carne es también aquello que sale de la costilla del ideal, de eso que también puede estar mal. Somos demasiado egoístas, pues a ese que se esconde entre las nubes no le damos margen de error. ¿Acaso María tuvo un orgasmo la noche de la anunciación?

No todo es lo que parece, entre risas y frases volátiles te desnudas sutilmente, casi como si no supieras que ya te quedas sin prendas para cubrirte, sin gente cerca, sin puertas para golpear. Sola contigo asusta más que sola en la oscuridad.

"Te veo de reojo, mientras te ríes nerviosa. Pregunto qué sucede, pero tú sólo sabes sonrojarte y callar. Me miras mientras te cubres la cara con las manos y entiendes que ya comprendo todo, pero justo cuando tomas aire para argumentar algo a tu favor te robo un beso y tú vuelves a sonreír. El sabor que queda en mis labios me tranquiliza e idiotiza, no puedo hacer más que mirarte de reojo y jugar a todo volverá a pasar."

domingo, 14 de noviembre de 2010

Intimidad..


Aniquiladas hojas de árboles contingentes caían en llamas sobre la cama abandonada al amanecer, apagados los ojos, silenciada la boca, cubiertos los oídos, desgarrada la piel. Cuerpo a un lado, al otro, nada para comer.
Uniones transversales en la oscuridad, servir los miedos sobre la mesa, cocinar para tres.

Si tan sólo tuviera una chispa de agonía en la mirada, en lugar de descansar sobre tus temores, todo sería distinto, sería más lejano, sería de a dos. Tú sabes caer de pie, pero no puedes saltar, necesitas desesperadamente que alguien te empuje con todas sus fuerzas, quieres ver el cielo brillar.

Así fue el mañana, será ayer y siendo no está hoy. Abortos momentáneos por eternos segundos, una idea que queda inconclusa, una discusión que quedó sin terminar. ¿Bailemos?, de todas formas temblamos por lo mismo.

Poemas que ya estás olvidando, dolores que ya no duelen tanto como la próxima semana. Anochece sobre nuestra almohada. Incluso los dioses sangran, incluso el sol siente frío, incluso yo te puedo mirar al darte la espalda.

No queda mucho por decir, si no que más bien ambos tenemos una deuda con eso que alguna vez llamaron vida, con nosotros mismos.

Quizás si me disparas, y yo te apuñalo, podamos sangrar sobre el mismo miedo; y allí, solamente allí, podremos encontrar un poco de intimidad. Podremos encontrarnos, podremos brillar, podremos sufrir y llorar.

No queda mucho por decir, dispara ya de una buena vez, que mi navaja está tibia.
Analogamos entre el bien y el mal, entre la risa y el llanto. Un poco más lejano, un poco más adentro, un poco más humano, está el amor.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Anatomía de un sueño...


Dejé un vaso sobre la mesa del enfermo terminal, aquel que está pronto a llegar. No, dijo y se resistió, se halló con las manos en los bolsillos y la cara sin lavar, otro más que no puede preguntar y responder con su cuerpo.

Caída restringida, el vuelo de la paloma mensajera, un susurro que me dejó sordo. Hoy te puedo sentir. Fuego arcaico, mirada perdida y el labio roto de tanto mentir. Tu mano excita mis pies, intentemos correr hacia atrás.

Una hormiga te recorre la espalda, más de alguna mariposa descansa en tu abdomen, agua cae desde tus ojos; una cascada de emociones en tu rostro. Juegos tuyos que matan el horario, el abrigo del final, esta noche nadie nos contestará.

Somos los malditos, sueltos y acelerados. Desarma la estructura, dale vida a lo caótico. Si la piel puede arder, también se puede devorar. Locos incautos, agua impura, un manantial de días lluviosos, de noches sin estrellas, de eso que a los otros les da miedo pronunciar. Una bendición con lengua ácida, renunciados los que reventaron las cruces y las esquinas más cuadradas sin piedad. Dos relámpagos oscuros, certeros y desgraciados.
Niños aleonados, del perdón imaginado, adictos a la realidad, escupieron sobre el más allá.

Sufrir por vivir, que si respiro me muero, que si te beso escapas, que si te busco me encuentras y que si te señalo mi corazón te olvidas del camino de vuelta a casa. Fraccionado el ser, un millón de ojos en un pestañear, una mito para que no se muera el paisaje. Toda puerta cerrada se abre desde adentro, toda cabeza explota en ideas. Disparo a la raíz, el doble de lo insostenible, algo que no se puede olvidar. Sonríes después del beso, el veneno es tu trago favorito, la ironía te sube la temperatura, dejas huellas sobre el mar.

Guitarra a maltraer, el sudor perfumado a sexualidad, una verdad que no existe, la interpretación que es fugaz. Tengo la mitad de lo que crees, una más que te deseo.

Bajo la carne, lo que fluye por tus venas, es la eternidad.

El vaso se rompió, los vidrios me cortaron la paz, sangré atardeceres sentado sobre la luna.
Un vals dentro del cementerio, fiesta para niños muertos.
Hoy te toca a ti.

martes, 9 de noviembre de 2010

La vida misma..


Rápido cae la pluma, sutil corta el metal, delirante la locura misma en su racionalidad. Los árboles suben las montañas buscando alguna nube para navegar, el cangrejo y su visión lateral.
En dos dimensiones se gesta el niño, el útero y su propia sexualidad. Un lugar que no sea helado, una sombra que le haga frente al sol.

Las paralelas que se aman, esas que se buscan, abrazan e interceptan. Apresúrate, los zapatos se quieren escapar. No hay número más fuerte que una flor en invierno, dentro y fuera de nosotros mismos, delgada la línea que divide el cielo y el mar. ¿Qué tanto me puedes respirar?

La música que compone el sordo, la pintura del ciego, el trote del inválido. Vienes de lo cercano, el trayecto violado, lo introyectado con una lágrima.
El cuerpo que sangra por placer, una flecha disparada al aire llena de esperanza, de ilusiones contrapuestas unas sobre otras, acostándose en silencio.

Y no intentes decir la verdad, no apuestes a querer si no puedes con el dolor. Todo pasará, la vida misma se expresa en la pérdida de lo que no nos pertenece, no podemos ver más allá de nuestras manos.

Morbo excitado, inútil es el corazón cuando no tienes cuerpo para bombear.
Sembrando mis suspiros en paisajes de papel, se apaga una mirada, una célula que descansa y otra nacerá en su lugar.

Déjame tu calma más acá, un cosmos en tu nariz, ríos atraviesan tus labios, saliva en tu ombligo.
No hay minutos en esta posición, no corras tan rápido que te estás quedando atrás.
Hoy tus cabellos liberan aves carroñeras, un baile con forma de alfa.
Tus cuervos devoran la comida que quedó entre mis dientes, yo decidí almorzar tu costado más visceral, hoy degustaré a la virgen que se lamenta cuando su dios la quiere abrazar, esa que apunta y dispara claveles a la cabeza del mesías. Y se deja caminar.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Más allá del yo y del mí...

Mil y una excusas para escapar del verdugo que vergüenza te ha de comunicar, núcleo inexplorado, un beso conquistado, un juego que no ha de acabar.
Dormir para poder vivir.

Una espalda que habla desde lo más medular, huesos que no se saben quebrar, más allá de lo olvidado y lo vivido, lo que nos queda por cosechar, una cosa que ninguno de los dos puede abrazar. Sueltos sobre lo que no puede existir, un baile de sabiduría, un ojo que no sabe mirar.

Se abre la tercera visual, fiesta para llorar, una conexión inusual y una caricia abandonada a la suerte del que no entiende el amar. Niños que pueden filosofar, adultos que juegan a respirar, a trabajar, a socializar.

Más allá del yo y del mí, me voy a encontrar, entonces sin colores nos vamos a pintar, a dibujar sin líneas, a escribir sin tinta, a devorar sin dientes para roer. Lo antinatural.

"Lo cálido en tu mirada, es viento de lluvia. Aquello que puedes expresar son témpanos que flotan sobre un mar diluido en néctar mental.
La falda que muestra más de lo que se puede dignificar, un dios con pene, una virgen manchada en sangre de menstruación, un ángel con ganas de morir.

Besos que me dejan descansar, besos apasionados, un calor ártico, un polo más equilibrado. Tú y yo, más allá."