sábado, 14 de septiembre de 2013

A mi encuentro.

Y quizás sea ese mi error, sea esa mi estampilla.

Ver el paso del tiempo con demasiado detalle, tratando de encontrar las canciones en la voz. Eterno en cada segundo, con la dimensión temporal delirante y los ojos llenos de niebla.
Con las horas marcadas como tatuaje y la cabeza partida en dos.
Las piernas sin los músculos, mi cuerpo desde la opresión. Tan gastado que se cayeron las pestañas, tan incierto que no sirve para crecer.


"El devenir no era siempre una misma dirección, no se condecía lo que había detrás de sí con el barro de la razón.
Lo transcurrido hasta este punto vale pena si tu mano es mi cama para dormir.

Al otro lado espero por algo que se parezca a esto, a esta misma noche que me pertenece tanto como a ti."

Auto-evaluación.

 
 
 
Mi presidio: el latido que se escapa del amor.

La condena: el sujeto como daño indeseado.

Tan perdido que me saqué la dignidad,

Tan absurdo el tiempo entre nuestros labios

Cuando se nos empaña el mirar.



El encierro: los sueños firmes en el suelo.

Nuestro intento: dormir un poco más.

Antes de saberlo sentí romper toda vertebra entera,

Volqué toda la fe en el propio duelo,

Maquillé el miedo para que no se vea temblar.


La culpa: otros que vienen y no están.

Mi presagio: incompleto e inexacto en su totalidad.


"Contuso, agonizante y extraviado.
Son tan amplios los límites del dolor, es tan profundo el océano de nuestra existencia."


sábado, 7 de septiembre de 2013

Aquello que me trajo hasta acá.

 
 
 
Se escondió el respiro en el pecho nublado,
se oscureció el lujo del cielo estrellado,
se inundaron las casas de nuestros recuerdos encontrados.

Invocados entre corrales nos dispusimos a conversarnos los modales, intentando que el suspiro explicara mi delito, ese que el tiempo no olvidó, el mismo que me trajo hasta aquí.
Decidí mirarte más allá de lo imaginario, arrojado a crecer tan viejo que nos planchamos las arrugas para descansar.

La mano sostiene el puñado de ideales, los cuerpos se agrietan entre tanta ausencia de inocencia.

Te brillaron como nunca los labios, se levantaron todos los besos ocultos para destrozarnos tan iguales. Con el calor de tu propia llave abriste las cadenas que nos pensaban animales, colonizaste con tu electricidad el suelo que me llevaba hacia el vendaval, fuiste tormenta en pleno ocaso, viniste un poco más lejos sin siquiera avisar.

Yo no he terminado de dibujarme los pecados, no he dejado de preguntarme por los dolores necesarios, azotado contra el propio espejo: el mismo que expira se traga el aire entre tejados, el mismo que ríe entre nubes se llueve a raudales.

Éramos tan adentro que nos tocábamos la sangre, tu lengua el bisturí para mi carne, tu lengua para disparar en medio de las libertades.
Rodamos cerro abajo, corriendo hacia lo que perdimos cuando decidimos avanzar, cuando elegimos habitar las esquinas del hogar: entre los lunares de tu espalda existen tantas canciones para tocar.


"Germinaron en mis ojos toda los párrafos del corazón, se sacaron las piernas a pasear y dormí tan vivo que amanecí muerto.  Así me solté la rutina: me pisé las bondades para verme pasar, me saqué las ganas para volver a empezar.

Extirpé la propia tranquilidad, me inventé una noche para olvidar y fui mi mejor amistad.
Me declaré la guerra en busca de la paz, hice que el núcleo trabaje para el marginal.
Me quedó solamente intacto el fuego que colorea el pasto del arenal.

Al otro lado del horizonte se conoce tu amor como el tono del sol otoñal, se conoce al estirar los dedos entre tus cabellos como viento primaveral, cuando sudamos los papeles que extendieron el invierno sin pestañear, y esas tardes de verano que giramos tan lejos de los demás."