lunes, 28 de enero de 2013

Lo que dictan las (21) nubes.



Consideraré, antes de comenzar (e incluso con la intención de que sea a mi favor), la idea de que la libertad, hoy en nuestros días, es casi una daga mas clavada en nuestro corazón.

Lo propongo desde la más oportuna y dolorosa posición, desde el cimiento fresco por la crecida. Mucho cerebro en mi otra vida, muchas costillas perdidas al viento y sin color.
Nos prometimos, quizás demasiado, para sentir la cosquilla. Nos volvimos tan juntos que  olvidamos la palabra "adiós". Entonces se sintió la ausencia del calor, cicatriz por el sol sobre las pestañas heridas, el silencio como una forma de olor, pasando tan solos por pasar, colonos modernos y subdesarrollados: todos listos para firmar las nubes de humo que cada vela permitió.

Solamente quedaría para nosotros volver a conversar, a mirarnos los labios con el cuerpo, a voltearnos para podernos abrazar.
Bailamos las culpas y tocamos las estrellas a punta de encendedor. Nos volvimos santos en los saltos, en la sonrisa ajena nos pudimos reflejar.
Nunca quise que el cualquiera se convirtiera en tanto, la tierra que se cura a si misma y se busca la mano en el retrato, mientras yo baje hasta más abajo, escondimos las ruedas sobre la cabezas, me giré siempre iluso del poderte sentir.

Caminé pensando que la suerte no era cosa de locos, que lo resistente es también un brillo del corazón. Muy sencillo sobre un cohete, un susurro artesanal, una perla de barro, la semilla en la pupila. Tan naturales que compartimos ritmos, tan ansiosos que nos construimos un optimismo, tan democráticos que nos pedimos permiso para desnudar.

Por eso entiendo, a la vez, necesaria esa linea delgada. Esa ley que no quiere, ni entiende los motivos que atraviesan el malestar.

Casi como si cada recuerdo me sujetara la caída, como si cada miedo nos tocara el primer "pero", así nos creímos: el tu, el yo y el contigo. Me parto el alma para que te lleves un sueño, levanto el habla cuando de nuestros muertos se trata. Porque es tu curva la que enriela todo el pecho, me revive el resto y encuentro semejanza.

Es esta la forma en que aparezco: Tan cambiado que parezco igual.


-"Consideraré, para finalizar (y a modo de sentencia personal), que toda forma de arte debe realizarse como si se tratara de un crimen- y por consiguiente- que todo crimen se lleve a cabo somo si se tratara de un arte."

amén.