jueves, 19 de octubre de 2017

Límite 5.

Las manos crudas por el viento del mañana, amenaza la misma compostura que de sólo mantenerse inerte se invierte contra sus ataduras.
Sin idioma ni semblante, con la sombra andante por los esteros costeros.
De puerto brillante, semilla que se arroja a los pies del que camina cerro abajo, que flota hacia las ruinas.
Encaramado entre las quebradas de los cerros, decantado hacia el poniente. Fácil de perderse entre los montes, liviano en su densidad. Como fotografía entre pestañeos, el movimiento no se puede capturar.

Sin intención de ser verdad, una propuesta en carne, un otro intento por volverlo a intentar.