lunes, 15 de diciembre de 2014

Egreso simbólico.

Sostenida la mirada sobre el umbral de nuestros cuerpos, extraviada y coqueta se abre camino la certeza entre tanta duda. El espejo que refleja el objeto divino sobre el pecho del mortal. Crecimos creyéndonos que lo uno es lo esencial, que la boca que mueve el viento es individual. Así decidimos chocarnos en lugar de detenernos a tocar, decidimos que el sonido se define como un eco de un otro que habla más allá.

¿Dónde quedó tu esperanza en toda esta verdad?
¿Dónde quedamos nosotros en tu ideal?

Las heridas tan profundas, las cuchillas siempre transmitidas por cadena nacional, los dolores tan mudos que nos quitan la fuerza para gritar. Eso que quedó como resto de la creación social, el residuo que queda de sabernos muertos.
Tan ciega la sonrisa cuando sólo ilumina una realidad, tanto que ilumina las mismas paredes día tras día. Esa misma sonrisa que se esconde en la niebla cuando es necesario sospechar los tiempos de tranquilidad, los tiempos que invisten el deseo de publicidad, y donde la deuda es orgullo nacional.

Caen todas las palabras de sus pedestales, cae todo frente a lo estoico del logro personal. Se presenta el horizonte que divide el paisaje y al que lo verá. Se presenta y te enamoras de la grieta que abulta la privacidad.

Te lavas las manos antes de irte a acostar.

"Si he de considerar alguna consolidación en el rastro de las olas en el mar diré que he aprendido a perder, pero no a olvidar. A descansar y caminar, incluso correr o dejar pasar, pero no con un norte, sino en las vueltas que me proponen las espirales entre tu cabello y mis dedos. 
Si hay algo que he aprendido en este tiempo es sobre el amor, sobre lo imperecedero de nuestros veranos y el extravío de tu voz en mis mañanas. 
Si hay algo que he aprendido ha sido sobre la sofisticación de la dominación y la posibilidad de resistir compartiendo la vida por regalar. 
Vuelve, más por mí que por otra cosa, a fin de cuentas el resto sigue igual.
Vuelve que el duelo de los duelos no puede cerrar sin abrirme de par en par. 
Vuelve, quiero que estés conmigo al final de lo que está por empezar."

lunes, 6 de octubre de 2014

Después del yo.

Casi como si nos perdimos, como si nos hallamos lejos en las voces, como si no tocaran nuestros verbos sobre el cuerpo mortal.
El lujo del horizonte, la perdida búsqueda de lo excepcional y el peso que cargamos desde que aprendimos a hablar.

Sin miedo ni vergüenza, sino con la pena de fracaso acumulado fue que me dispuse a acallar mis cigarros. Intenté perderme en las lunas de la primavera, en las flores que salen en las escaleras que hoy en día corro para recordar.
Habité mi soledad como si fuese una vieja amistad, como si el eco de nuestros párpados nos tuviese algo nuevo que contar, casi en la misma aniquilación en el desencuentro personal, en los dolores más viejos hemos de descansar.

Mis jardines se decoran de tus gestos, mis pasos se encomiendan a tu suerte, al aire que queda luego de tus besos, al instante perfecto que no pudimos enmarcar.
De los tiempos aquellos que hoy nos cuestionan la voluntad.

De mis profundas ansias por verte sonreír.

 

viernes, 10 de enero de 2014

Primera confesión.

 
 
Soñé que por la tarde podía desear, que se me abrían las tijeras en el pecho y rebotaba el corazón.

Cuando quise saltar, cuando tenía que buscar un reflejo en el mar, cuando toda vértebra fue pisada por amar tuve ganas de que me besaras lo más fuerte que pudieses para que dejara de sangrar, para que algo se hiciera con este dolor.
Por cuánto he hecho y perdido me mido, marcando el aliento de tanta angustia por esta ciudad.

Tan sólo quería que supieras lo profundo que resulta nadar en mis propias palabras, la historia escondida detrás de lo que se quedó por intentar. Una corrida despavorida del tiempo, no poder arrancarse porque no queda más por fotografiar: detenida en lo que nos permite recordar, ilusa que olvidas todos los con años que me quedaron por pasar.

Abundan las preguntas cuando el humo se hace amistad, se anuncian referencias para componernos la humanidad y nosotros sentados sobre los astros del capital. Con los ojos puestos en suelo por no querer publicidad, anudado al puerto por identidad.

"Lo que dice el verano es un verbo suelto, tan ausente como si no quisiera estar, como si evitara la propia huella y no dejara nada a la memoria. Como si la justificación de su decisión tuviese cabida más en el ayer que en la posibilidad.

Sale el sol luego de la noche en que los ídolos cayeron, amanecimos todos con llamas en los dedos y calma de estar. Nos vivimos tan juntos que nos distanciamos por necesidad, nos necesitamos tanto que se nos va la vida escarbando entre risa y piel. "