Jamás estuve seguro de lo que hacía, siempre cantaba las canciones en susurros y gritaba mis sueños mientras dormía.
El amor debe ser único y transparente, me repetía en voz baja con el fin de aprendérmelo de memoria, si supieras las veces que soñaba con unos ojos dorados que me daban tranquilidad. Jamás prentendí ser un experto en sexo, de hecho, quería aprender junto a mi mujer de ojos dorados, quería que aprendiésemos juntos. Quería que juntos creciéramos dentro del amor, tenía miedo de que algo pudiese salir mal, pero apenas miraba tus ojitos me volvía a perder. Quería darte todo lo que estaba a mi alcance, amarte sin fonrteras, entregarte todo lo que duerme y vive dentro de mí, te quiero cantar todo lo que soñé y te quiero dibujar las mil maneras en las que te observé.
No quiero distraerte con muchas palabras, pero quiero que juntos encontremos el cielo. Y si el cielo fuese el infierno, tendría que poner el cuerpo para poder soportar las llamas del maligno.
Gastaba horas y horas mirando tu silueta, tan perfecta y hermosa. Y esa magia que vive entre nosotros, esa magia que nos hace perdernos en largos y apasionados besos. Tantos juegos y tantas risas, los abrazos regalados y las miradas cruzadas. Nuestras vidas unidas en una sola y una eterna muestra de amor. Confianza eterna y una llama que jamás se apagará.
No te olvidaré jamás, quiero desnudar mi alma frente a tí y que me conozcas por completo.
Ayúdame amada, a escribir éstos últimos versos.
Ayúdame a cantar y a amar.
Ayúdame a llorar y así puedas mis lágrimas secar.
Ayúdame y enseñame a aprender.
Ayúdame a no olvidarte y que la memoria se aprenda tu risa de manera idéntica.
(Inspirado en el libro "Juventud en Éxtasis")
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