
Así como es, pasé la tarde pensando en él, en el suelo sobre sus pies y su sonrisa del ayer. Mañana ya fue, hoy ya se va, aquella noche se apagó el color.
Me resigné al juego, nunca dejé de ser niño ni de encontrar mi cabeza perdida de espalda al neón.
Me enterré sin huellas ni camisa, me senté en la estrella y domestiqué el sol.
Habité el patio y dije lo que pienso sin pensar lo que digo, te besé sin pedirte permiso ni perdón.
No recuerdo mi nombre, descanso en el entierro de mi propia imaginación, intenté ser algo casi como yo.
Confundí con la vida la palabra amor.
Se me fue bien lejos el calor, se me perdió la foto que guardé cerca mi habitación, se me extrañó el verano que recorrió el sur, se me rompió el amigo que creció y me quebré el camino a mi graduación.
Lo único que quiero es ser algo parecido, algo casi como yo.
La flor marchita bajo el césped y el mármol, bajo nuestros ojos, bajo mis cabellos, bajo mi colchón.
Aquella flor que un día fue tan linda que nadie resistió sus manos extendidas hacia el mocoso llorón.
Hoy, aunque me disparen al corazón, solamente quiero ser algo casi como yo.
Ni verdad, ni mentira.
Ni sincero, ni sarcástico.
Ni adorable, ni repulsivo.
Solamente, casi como yo, casi un niño, casi un perro, casi escritor.
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