sábado, 14 de septiembre de 2013

Auto-evaluación.

 
 
 
Mi presidio: el latido que se escapa del amor.

La condena: el sujeto como daño indeseado.

Tan perdido que me saqué la dignidad,

Tan absurdo el tiempo entre nuestros labios

Cuando se nos empaña el mirar.



El encierro: los sueños firmes en el suelo.

Nuestro intento: dormir un poco más.

Antes de saberlo sentí romper toda vertebra entera,

Volqué toda la fe en el propio duelo,

Maquillé el miedo para que no se vea temblar.


La culpa: otros que vienen y no están.

Mi presagio: incompleto e inexacto en su totalidad.


"Contuso, agonizante y extraviado.
Son tan amplios los límites del dolor, es tan profundo el océano de nuestra existencia."


No hay comentarios: