lunes, 26 de mayo de 2008

Pesadilla...


Y no puedo escapar...
Por más que corro me persigue, se hace más grande, mis días son más oscuros, la vida se hace más miserable.
No puedo distinguir entre la vida real y un delirio en la enfermedad.
Es mi mente la que se deforma y juega con mi tranquilidad, me arranca la paz sin previo aviso y secuestra mi felicidad.
Comienzo a pensar más allá, empiezo a obtener nuevas motivaciones, pienso con todo poder cambiar. Con que mi voz es infinita y que mis delirios se convierten en una palpable verdad.
Comienzo a cambiar, a diferenciarme de los demás, a separarme de la sociedad. El medio se hace hostil para mi mentalidad, es mi mente la que está enferma! Yo sigo siendo el mismo, no he cambiado! No me alejen de ustedes, no quiero estar en soledad!

Y me desespero, le otorgo más poder a mi mente. Ahora ella tiene libertad de acción, me domina por completo y me hace ver que estar lejos de todos no es malo, de hecho es un don.
Que por algo soy distinto y por lo tanto no puedo actuar como los demás, que mis sueños son distintos y me convence de que tengo el poder de alcanzarlos.
Me susurra que tengo el poder de cambiar la historia, de elegir el camino que llevará mi vida.
Que debo hacer algo más, no me puedo quedar en la conformidad. Me obliga buscar mi destino, a buscarlo en la vida de los demás. Me explica les puedo ayudar, que soy útil en sus vidas, que las puedo hacer menos pobres, más dignas. Me entrega el poder de hacer todo lo que yo veo que los adultos no hacen.
Me arroja a la cara mi vocación y la decisión que tengo que tomar, lo que debo hacer en el futuro y me hace ignorar el título profesional. Me hace comprender que puedo ser fuego y quemar toda esta injusticia, que puedo incendiar la ambición de unos Dioses y romperle los pilares a la alta sociedad.

Es entonces cuando me doy cuenta de que no estoy arriba, de hecho, estoy abajo junto a los que realmente necesitan de mentes enfermas, al contrario de arriba, que allá es donde las desprecian pues ven lo que pueden causar.

Me pide ser un ciclón que destruya toda esta tranquilidad, que rompa con toda la inseguridad, que despierte más ilusiones y enferme más mentes, que vaya distorcionando toda esta realidad, que vaya desenmascarando a toda autoridad.

No me deja tranquilo, mi mente siempre despierta está. No duerme, siempre me susurra mil ideas y me promete que algún día todo mejorará.


Es tan aterrador ver la manera en que tu pesadilla se apodera de tu cuerpo y se hace realidad...
Es tan satisfactor sentir el modo en que dejas al rebaño y pasas de ser una oveja a tener plena libertad...

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