Míralo tan frágil y tan despreciable, con el cuerpo cansado y la mirada perdida en su realidad. Él dice que le duele un poco más que ayer, y un poco menos que mañana, pero que de todas maneras dolerá.
Le pesan los párpados y logra respirar nada más que por inercia. Su mundo gira en torno al sol, solamente por girar.
Nunca le ha gustado estar despierto, vivir lo mismo diariamente es una espina clavada que no sabe si quiere sacar.
Tener que cumplir con la rutina diaria le va matando lentamente el alma, o así lo piensa él, porque cada vez la siente menos.
Es desagradable la sensación, es incómodo hablar con él, su frialdad es algo más allá de lo común y te termina por molestar.
Porque no expresa nada, porque siempre te cuestionará y lo peor es que pocas veces le puedes dar respuesta.
Vive en sus sueños, vacía su corazón en un papel que nunca nadie encontrará.
Míralo caminando y con la vista fija en el suelo, observa como en cada paso que da, queda una huella de esperanza, una nota musical.
Porque terminarás riéndote al final de esta historia, al final de cuentas, sólo una persona le entenderá.
Es la única gota de esperanza que le queda, es la muestra más clara de que todavía no se puede rendir, es lo único que le va quedando, es la mayor razón por la cual morir.
Pero él sigue caminando embobado, sonriendo sin ninguna razón y con un huracán de momentos felices dentro de su cabeza, que le permiten volar.
Nunca ha pensado en el dinero ni en su bienestar, es bastante estúpido a decir verdad.
Siempre que llora, lo hace en soledad.
Míralo caminando, con los ojos decepcionados, medianamente afectado por alguna opinión familiar y cargando con el peso de ser distinto a los demás, pero nunca ha pensado en quejarse mucho, de hecho si se ha quejado, nunca ha sido con intención, él eligió jugar este papel en la obra y ahora no le queda más que aceptar.
Míralo, tomándose un café en una solitaria bencinera en plena madrugada, con un lápiz en la mano y una inspiración que le ataca sin piedad.
Mira la manera en que cierra los ojos cuando el ritmo le detiene el corazón, fíjate en el momento exacto en que destruye toda magia con una frase inmadura que nunca quiso pronunciar.
Mírale, de pie y despeinado con las manos vacías y nada para entregar. Descubre su poca utilidad y lo amoral que puede llegar a ser.
Te distraerá con un par de palabras tontas, con el fin de que no busques más allá de lo que él aparenta mostrar, porque siempre ha temido que destruyan ese rincón que él tanto protege y que investiga cada noche con el fin de ser más humano.
Porque es arrogante, egocéntrico, inmaduro y juega a ser autosuficiente, el papel de rebelde ha elegido ocupar, un rebelde que no tiene a nadie con quien pelear.
Porque va arriba de una bicicleta, pedaleando tras el tren que se lleva la verdad.
Porque no hace más que soñar y aumentar sus conocimientos, pensando que alguna vez logrará llegar a un estado de paz.
Siempre ha deseado tener una cama que le permita dormir, un lugar donde escribir y un lápiz que funcione, ser hermitaño es su vocación espiritual.
Le basta con un mar y un sol para ser feliz, le basta sólo eso para vivir, le basta sólo eso para intentar ser mejor, le basta sólo eso para morir.
Detente por un par de segundos y míralo, fíjate en lo perdido que se encuentra y lo desorientado que está.
Detente y míralo por un momento nada más, que si buscas detalles, te puedes decepcionar.
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