
Me puse de pie y lo enfrenté, como Teseo lo hizo alguna vez contra un minotauro. Me levanté con una extraña sensación en mi interior. ¿Estará escuchándome realmente?, da igual, tenía un par de cosas en la garganta y no las podía retener:
-¿Estás absolutamente conciente de que vas a morir, verdad?
-Sí, es obvio que lo estoy.
-De acuerdo, y si sabes eso, sabes también que has nacido para morir. ¿Verdad?
-Y para muchas otras más, pero, sí. Sé que vine al mundo para morir.
-Las otras cosas dependen de tí, la muerte no.
-Pero, si voy por la vida arriegándome y haciendo malas jugadas, es claro también que la muerte me encontrará más fácilmente.
-¿Supones que la gente cuidadosa no muere?, porfavor, no subestimes a la muerte. Sabes que vas a morir y naciste para morir, sí o sí. ¿Por qué no lo aceptas, si lo sabes?
-Lo acepto, puesto que te lo acabo de afirmar.
-Falso, me dijiste que sabes que vas a morir, no que lo aceptas.
-Está bien, si es lo que quieres oir. Acepto que voy a morir.
-¿Aún así crees en dios y en la vida eterna?
-Claro, ¿por qué no?
-Porque vas a morir, luego de haber vivido toda una vida llena de momentos gratos y desagradables, de felicidades y tristezas, ¿para qué otra?
-Porque, luego de la muerte debe venir algo más.
-Claro, olvidaba que a la mayoría de las personas la muerte no les basta, siempre quieren algo más. ¿Y sabes por qué? Porque tienen miedo, y no aceptan que van a morir. Acéptalo, y vive con eso.
-¿De qué me sirve aceptarlo y vivir con eso?
-Porque así podrás disfrutar mucho más la vida que tienes ahora, en vez de esperanzarte con una promesa que no tienes idea si ocurrirá o no, y dejar que la vida que tienes ahora te viva a tí.
-¿O sea que por el hecho de creer en otra vida, no vivo la que tengo ahora?
-Lo haces, pero no plenamente. Toda una moral, una fe, un símbolo, una cosmovisión, una mentalidad, dispuesta a hacerte creer que hay algo mejor que ésto.
-Lamento comunicarte que ésto, no es tan agradable como piensas.
-Sé, y acepto, que esta vida es un asco, el mundo entero es un asco. Eso no es novedad. Pero, ¿no es más cobarde esconderse detrás de una imagen de una divinidad, que afrontar la verdad?
-Ah! habló el hombre valiente.
-Sé, y acepto, que soy cobarde en muchos aspectos, pero en éste, precisamente en éste que es capaz de hacerte perder muchos domingos por la mañana, no. Morirás, luego no vendrá nada, fin de tu vida, se acabó tu función. Disfruta lo que te queda de vida en vez de gastarla arrodillado frente a una cruz. Tienes a dios para llenar una necesidad, y hay un grupo de gente que tiene a dios para tenerte a tí arrodillado frente a una cruz. Te dicen que la identidad es importante y que para dios cada uno de sus hijos es único y especial, pero de todas formas hacen que te levantes y te sientes sistemáticamente junto con un numeroso grupo de personas. ¡Eso sí que es tener identidad!
-Te pido respeto, déjate de ironías y dí lo que tengas que decir sin burlarte del resto.
-¿Pides respeto cuando nisiquiera tú te respetas?, cosa graciosa y particular. En fin, lo que digo es que necesitas un dios para no sentirte tan mal, porque no puedes con toda la desgracia del mundo ni con todas las injusticias que hay en la sociedad, por lo tanto necesitas de esa figura para poder seguir adelante, para justificar cada tropezón que das en la vida. Y es triste, ¿sabes? Porque dejas de hacer las cosas por tí, para hacerlas por otro. Ya no te levantas para seguir adelante, te levantas porque dios te ha puesto una prueba y tú, su hijo predilecto, no quiere defraudarlo. Y dices que te ha dado la vida, que su palabra existe dentro de un libro que escribieron los hombres y que ahora eres lo que eres gracias a él. ¿Te has escuchado al decir eso?, tal parece que no. Y son siglos y siglos de sociedades enteras que se redimen ante su dios, millones y millones de ovejas dispuestas a dar la vida por algo que te han dicho que es real, y que has creído lo suficiente como para aceptar que es real. Porque les infundieron temor de muchas cosas, y con temor la gente se ciega y corre hacia la primera salida que le señalan sin siquiera pensar hacia donde van, porque los hacen miserables y iguales.
Luego dirás que todo lo escrito es metáfora, porque sabes que se contradice, y como no dios no se puede contradecir, deben ser metáforas lo que allí está escrito. ¿Pero, sabes en realidad lo que son las metáforas?
Mentiras, simples y vulgares mentiras, porque el único que sabe lo que quería decir es el escritor, por lo tanto, se arroja la metáfora como un "volador de luces" para que te pongas a interpretar e interpretar, y nunca encuentres esa jodida verdad que el cobarde escritor nunca quiso expresar, hermoso. ¿No?
De hecho, fíjate a tu alrededor, ¿ves a dios allí? En lo que a mí respecta solamente veo concreto, madera y un poco de vegetación.
Duele aceptar la verdad, no te pido que seas estoico y busques a esa divinidad en el dolor, aunque de eso ya sabes bastante, si no que solamente lo aceptes, te duela y sigas adelante, por tí, por tu vida y por lo que te queda por vivir.
-Estás realmente perdido.
-Pero, estoy feliz. Así, perdido y todo, sin ningún dios que me abraze cuando quiera llorar. Así de débil y humano, soy feliz. Porque sé lo que soy, y no quiero ser más que ésto.
-Conformista.
-Realista.
-Como quieras...
Ambos sabíamos que ibamos a morir, uno quería encontrarse con ángeles y el otro solamente quería descansar.
"El hombre es lo suficientemente estúpido como para creerse sus propias mentiras..."
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