viernes, 10 de julio de 2009

Gama..


Déjalo ir, déjalo caminar en libertad, déjalo ver el mundo con sus ojos, déjalo ser feliz y déjalo romperse la cara contra el asfalto, será sangre bien derramada, sangre que dibujará el camino a seguir hacia el próximo otoño.
Las perpetuidad de tu silencio y tus ojos colgados ante la decisión de vivir, de quedarte de pie sin avanzar ni retroceder, las rimas son sólo sonidos que suenan igual, ¿hasta cuándo te vas a quedar esperando la felicidad dentro del coro de alguna canción?
Se revientan las pupilas, estallan los tímpanos y comienza a escurrir un líquido tibio en tu interior, el despertar de un acorde arrítmico, el contratiempo más delicioso que puedas probar.
Estás perdiendo, vas cayendo y te vas a golpear. ¿Qué sucederá cuando te percates de que no hay nadie esperándote allá abajo?
Somos caóticos. Nosotros, sí, nosotros dos. Juntos nos mezclamos peligrosamente, conectando bocas y amplificando caricias.
El himno a la carne, a la estirpe y al mañana. Somos instrumentos que no traemos manual, ni somos enseñados en conservatorios. No existe técnica definida a ser utilizada en nosotros, somos un descubrimiento que nadie quiere encontrar.
Miedo y alegría, saltar al vacío sin tener un elástico atado a los pies o una mochila en la espalda. Somos dos kamikazes dispuestos a estallar.

Corre, escapa, grita y llora. Son sólo recuerdos, nada más.
"Siempre fuiste perfecta", dije una vez mientras caminaba por una montaña bajo la luz de la noche. ¿Quién quiere alejarse del paraíso cuando fue lo que siempre buscó?, no, no me iré, siempre me quedaré.
Es un doble enlace covalente, es la más potente fuerza de gravedad. Es un cruce de miradas, un abrazo y tal vez algo más.
Es ese cáncer terminal que te hace sonreir, es la más hermosa forma de morir.
Nos estamos matando, a cada segundo, me estás matando.

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