
Tal y como nos enseñaron a jugar, hemos jugado. Constelación tras constelación, siglos estelares y estrellas muertas han de pasar por nuestros ojos cansados de tanto llorar. Las estrellas caen hoy por la tinta que nunca se derramó sobre el papel, por los silencios que desaparecieron en el olvido de la noche y por los momentos que nunca volverán.
"Y entre los restos de las cenizas, sangras hacia nuestras cabezas desvalidas de toda razón. La línea que divide unos pocos de un par de muchos es ya un muro que nadie busca derribar. En las profundidades de los mares buscas sal para tus heridas, pero estás nadando en agua dulce, en voces de lamentos y gritos desvalidos de los que se defienden de algo que nunca los atacará. La muerte viene hacia a nosotros viva, y yo lo único que deseo, es a ti."
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