
Entre peticiones tontas, esperanzas de algo menos peor, una cama para compartir entre los dos. Esos impulsos de desnudarte por la noche, de empujarte contra la muralla para que no puedas escapar, sacarte una sonrisa y así ya no haya tanta oscuridad.
Levantar montañas a tu alrededor, hacer florecer la noche a besos, dejar descansar la hiel.
Limpiarle las orillas de la lagaña, tomarte por los ojos y llevarte a un lugar que no puedas olvidar.
Quebrarte los pies a canciones, acurrucarte los miedos cerca de mi corazón, soñar con desafinarte la respiración.
Ocurre lo que nunca se esperó, se escribe lo nunca leyó, cambió lo que nunca pensó.
Se mezclan los colores, la espiral cae cabeza abajo alocada, dejé en un asteroide todos los cuentos que un día mi perro escribió.
Cerrarte las heridas del pantalón con pedazos de ilusión, reventar los límites que el animal dejó, arrasar con la maleza que se acerca por los bordes del temor.
Nuestro será lo que queda en el desorden de la habitación, tuyo será mi ocaso, míos serán los pedazos de tu pantalón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario