Hay noches en las que la humildad me gana la batalla y termino de rodillas pidiendo perdón. El morbo sonríe sin piedad al verme tan dócil, tan entregado.
Sentirte débil, sentir que tu vida peligra aunque sepas que la muerte es imposible de llegar.
Estar intranquilo, no saber que hacer. Tener la mente en blanco, dudar a cada segundo.
Mil disculpas por ser tan humano...
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