Desesperanza...

A causa de que la vida se mueve lentamente, he decidido tomar una actitud pesimista, puesto que he aprendido a no esperar nada de nadie. Y te digo que lo último que quiero, es que alguien más sienta de la manera que siento yo. Es una sensación desgraciada que ataca tu imaginación, se pierde la esperanza y se rompe el corazón. Los ojos absorven desilución y termino creyendo lo que más me conviene, busco a gritos la compasión.
Las nubes me tapan la imagen de Dios, y me asusta la idea de comenzar a ocuparme sólo por mí en este mundo egoísta. Te confiezo que ya no tengo esperanzas, no quiero darle ese poder de decisión, pero tampoco busco compresión, no pienso con el corazón y cada vez anhelo más un mundo mejor.
La vida es la mayor de las farsas, me quedo de pie esperando a esa persona que nunca llegará, e intento evadirme en estas líneas, pero odio y decepción se escriben en la misma proporción. Hace tiempo ya dejé de buscar esperanza en mi corazón.
Y te vas quedando solo. La gente viene y se va, como lo hace la espuma del mar al amanecer. Si pudiese pedir un sólo deseo es volver a nacer, que pueda, nuevamente, creer...En alguien, en algo que se pueda palpar y que de esta mente distorcionada me pueda librar.
Porque virtudes ya no quedan en esta sociedad, se ha apagado la llama que me permitía ver a través de este cristal.
He tirado la esperanza de encontrar a la persona que sonría cuando yo sonría, que me haga romper todo límite que, en mis pensamientos, existía, que pueda ser en mi vida una guía.
Pues eres de esos que se van quedando atrás, tirados, mientras los demás pasan junto a tí llenos de verguenza y preocupados de lo que su mente inventa. ¡Y lo peor es que te vas acostumbrando! Sientes que es tu destino, no encuentras motivos por los cuales todo tu mundo está cambiando. Da lo mismo si das un paso adelante y atrás, te quedan sólo tus lágrimas y un poco de dignidad, nadie se quedó contigo cuando tenías ganas de llorar.
Te aferras a tu realidad distorcionada, algo más atractiva y más optimista. Idealizas tu sociedad desinteresada y solidaria, honesta y confiada. Comienzas a soñar con esta sociedad más digna y anhelada.
Porque cuando no te queda nada, en tus pensamientos está todo. Empiezas a reflexionar y te das cuenta de una asquerosa verdad que existe en esa cruel realidad, te das cuenta que tu país no es más que un trozo de tierra en este globo, creado por un defectuoso Dios. Y te diagnosticarán una inexistente enfermedad, te darán una cura que no te ayudará y la vida te cagarán, porque son tan malditos, que no te dejarán soñar, pues al ver tu sonrisa mientras buscas tu utopía los hace liberar envidia por sus venas al compararla con su realidad.
Tus ojos están cerrados, tus manos en tus oídos, no quieres entrar en razón. Quieres seguir durmiendo en tu apuñalado corazón, te hundes en tu perdición, te mueres esperando un mundo mejor.

Ya no esperas a nadie, ni a nada...
Ver como la vida se apaga frente a tus ojos duele como un golpe en tu cara...
Exprimes todo el odio que le queda a tu mentalidad...
Te da miedo hacer algo, te has quedado solo, se ha muerto la felicidad..