
La puerta se cerró más fuerte que la última vez, y después de que su silueta desapareciera tras ese umbral, no quedó más vida en este hogar que mi respiración entrecortada y una mirada algo perdida en las páginas de un libro que logré escribir mientras soñaba despierto.
Ahora no hago más que dormir y caminar lentamente alrededor de mi cama, no tengo ánimos de salir a buscar mi suerte, no tengo ganas de cambiar mi realidad.
Estoy bien, o eso es lo que me repito cada noche al apagar la luz.
Podría pasar toda una vida así, viviendo nada más por vivir, muriendo cada segundo más eternamente, anhelando un abrazo, una mirada que me saque de esta soledad, alguna cosa que distorcione toda esta jodida realidad.
Estoy feliz aquí dentro de mi mundo, respirando gracias a mi voluntad, sin que nadie me pueda escuchar, sin que nadie intente juzgarme, sin que nadie me pueda hablar.
Alejado de la sociedad, destruyendo la moral, estoy tranquilo, en plena paz.
Sin miedo de perder a nadie, porque a nadie tengo en esta soledad, solamente puedo escuchar mi corazón palpitando y el sonido de las hojas al avanzar en la lectura.
Buscando la cara de un dios en la cotidianidad, un dios que no me quiera acompañar, un dios que me de la espalda y que no me quiera castigar.
Aquí estoy, de pie en medio de la nada, sonriendo sin ningún motivo y dudo que quiera avanzar.
Aquí estoy pegado al teléfono, esperando alguna llamada que me cuente cómo será mi futuro, que me diga que todavía queda algo por lo cual soñar.
Aquí estoy, desnudo bajo el agua de la ducha, enfrentando todos mis miedos, derrumbando cualquier muro que decida ponerme, combatiendo mi propia imbecilidad.
No tengo ninguna necesidad que satisfacer, pero tampoco sé qué hacer.
Este silencio me acomoda y me invita a llorar.
Me quedaría despierto...
Toda la maldita noche despierto, buscando en las estrellas alguna sonrisa que sea distinta a todas las demás.
¿Te acuerdas cuando veíamos las hojas caer en otoño?
¿Te acuerdas cuando nos bastaba sólo un abrazo bajo la lluvia para volar?
¿Te acuerdas cuando el sonido de los amplificadores nos unía de manera sensual?
En estos precisos momentos busco desesperadamente la llave que abra esa caja de madera que me llevará directamente hasta donde tú estás.
Quiero que esto siga igual, no quiero que cambie nada más en mi mundo, todo está tal y como lo pude idealizar.
Tan sólo quiero que ahora suene el timbre de mi casa y seas tú la que llama, mientras me sonríes y un viento divino mueve tu pelo con suavidad.
No me importa nada, ni la historia, ni los números, ni la vida misma.
Y es extraño que te pueda ver aquí, apoyada en mi hombro, leyendo un libro que sólo tú eres capaz de interpretar, que te sienta tan cercana, tan dentro mío, tan parte de mi ser.
Y es excitante la manera en que me besas cuando te apareces por las noches, cuando te apoderas de todo mi subconciente, cuando todo lo que sueño involucra alguna de esas palabras que me susurraste mientras caminábamos junto al mar.
Porque mi soledad no es invididual, mi soledad es contigo, mi soledad es perfecta, mi soledad es mía y tuya, mi soledad es lo mejor que me puede pasar, mi soledad es nuestra y de nadie más.
Ambos sabemos que no es necesario hablar para comprender lo que queremos decir, ambos sabemos que no necesitamos de besos apasionados ni de sugestiones para sentir placer.
Porque la confianza ya quedó atrás, vamos inventando estamos mentales, vamos experimentando distintas maneras de amar, vamos tomados de la mano en un estado supranatural.
¿Quién mejor que tú para entender lo que yo explicar con metáforas?
¿Quién mejor que tú para escuchar eso que yo quiero callar?
¿Quién mejor que tú para mirar eso que nunca quise mostrar?
¿Quién mejor que tú para conocerme como nadie más?
¿Quien mejor que tú para acompañarme en esta soledad?
Amo este silencio, amo tu mirada, amo sentarme en el suelo, abrazado junto a tí y leer contigo, alguna historia parecida a la nuestra, una historia que hable de una banca especial, de tardes heladas siendo espiados por unas cámaras de seguridad, de domingos delirantes, de arena y piedras para descansar, de abrazos apretados, como si en ellos se nos fuera la vida, como si quisiéramos detener el tiempo y así no tener que separarnos nunca más, de besos con los ojos cerrados, de lenguas invitando a perder la razón, de fiestas inolvidables, de miradas que sacan una sonrisa espontánea, de momentos en los cuales perdemos el control, de mar y sol, una perfecta historia que hable de mar y sol...
1 comentario:
Que pouedo decirte que tu no sepas ya.
Que me gustan tus reflexiones en voz alta? que me gusta como te sumerjes en la profundidad de tu psiquis y que me gusta cuando escribes con la fiebre que te come los huesos. Pues me gusta como escribes...simplemente eso
abrazos y besos para ti y para tu amor =)
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