
Le quedan tres minutos a la televisión para irse a negro, y a la ciudad le quedan unas cuantas horas más para llorar.
Se me hace tarde, pero quería despedirme. Partiré manaña en un cómodo tren, en el fondo, ambos sabemos que tengo que partir.
Ahora que veo todo tan desordenado, me pongo a pensar en qué momento se fueron todos y por qué han dejado dos botellas de ron sin abrir.
Era mi despedida, sólo vine a decir adiós. Devolveré la sonrisa que arrendé en la esquina y caminaré, mientras fumo un cigarro, hacia la estación. Nos resta poco de invierno, y a mi ya no me agrada el sol, así que escaparé a esos lugares en donde no deja de llover.
Tú muérdete el labio cada vez que veas a un hombre pasar, y abrázate a la ilusión de que algún día tendrás una familia feliz.
Buenas noches, no llores más que la calma llegará.
Buenas noches querida ironía, vete y busca alguna boca limpia para contaminar con tu acidez y tu frialdad.
Buenas noches amiga filosofía, te escondí del frío tras unas hojas de papel. Te prometo que más te entenderá, en nuestra relación somos sólo dos.
Ya vendrán horas para dormir, pero ahora solamente suena música para soñar en mis oídos, y no me quiero perder esta última puesta de sol.
Una par de excusas para los que quedan, y ciertas preguntas difíciles de responder para mi corazón.
Buenas noches, razón; búscate algunos ojos que no gusten de llorar...ni de amar.
Buenas noches, niña; mañana despertarás y ni me recordarás. Darás un par de vueltas en círculos y girarás en el aire llena de libertad, pero te he alquilado una estrella para amortiguar el dolor.
Buenas noches, corazón; por favor ya no intentes volver a latir, que ya estoy lejos de tí, demasiado lejos como escucharte reír...
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