domingo, 15 de agosto de 2010

Multiversos...


Con la mirada de un enfermo terminal sin morfina, de una forma similar a cuando te acuestas pensando en que gran parte de tu día transcurrió sin ocurrir.
A oscuras tanteo la habitación, me duelen las rodillas de tanto gatear tras tus besos. Un bisturí no basta para sacarte desde mi interior, un recuerdo se hace necesario para morir, para sentirse sin vida, desterrado de mi propia existencia.

Una herida que no ha dejado de sangrar, una sangre que no has dejado de beber, un beso que duele, un dolor que enfría y un frío que mata.

Se hace imperante caer hacia lo más profundo de la soledad, huir desesperadamente de tus ojos, correr lejos de tu calor.
Escapar hacia atrás, sujetarme de un recuerdo, de una letra, de una frase, algún sueño roto. Volátil es la felicidad, tan volátil que es y yo todavía no aprendo a volar.

El universo no me basta, necesito de un multiverso, de variadas posibilidades para ser. Una existencia paralela en donde realmente te puedo retener, en donde podemos ser, en donde esa herida cerró, en donde yo crecí.

Huyo hacia el núcleo de la soledad, me encierro en la habitación y solamente se oye mi respiración agitada. Amanece el cielo gris, un sol que no caliente, un mundo que no encuentra su color. ¿Cómo podría tenerlo, si todas las tonalidad que existen las pude encontrar sólo en tu iris?, y ahora ya ni siquiera eso me queda. Sólo me queda ese túnel de papel que construí entre nosotros, esas páginas doradas en donde todo sigue brillando todavía.

Un espacio que no se puede llenar, los días que ya no pueden volver, las palabras que no escucharé otra vez. Nostalgia.
Rígido el exterior, para dar una buena impresión; pero con el interior agitado y desconsolado. Así no se puede vivir, así no se puede morir.

El camino se detuvo y yo me recosté sobre el pasto a descansar un segundo, lamento que no estés en este momento. Y puede que sonría, de vez en cuando, pero nunca las sonrisas serán igual.

Hay lugares en donde me quiero quedar por siempre.
Y creo que dijiste que había que darle tiempo al tiempo, comparto la opinión, pero debo confesar que el tiempo no pasa silenciosamente y de manera cariñosa, es ruidoso y duele.

Para volar es necesario aprender a caminar, y para aprender a caminar es necesario gatear. Así es la vida, lo digo yo que soy un inválido.


Se hace imperante caer hacia lo más profundo de la soledad, huir desesperadamente de tus ojos, correr lejos de tu calor... Pero incluso allí, en mi soledad más intima, incluso allí te encuentro.
Me declaro absolutamente incompetente en este aspecto, no sé, y no puedo, vivir sin ti.


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