jueves, 5 de agosto de 2010

Absurdo...


Y intenté alzar la voz, gritar tal vez, pero la habitación continuó en silencio. Quieto.
El manto cubría gran parte de mis pies, tenía un plan para enfrentarlo, y aunque tenía todo pensado, el calor de mis pulsiones me derrotó.
Al borde, salté.

Hablé, casi susurrando y me sentí absurdo al contar todo lo que quería decir. Inválido. Ver algo más allá de mis dedos perdidos en sus propias sombras, crear un aforismo útil, alguna pista que me pudiese indicar el juego. Infertil.

Atrás es demasiado tarde, Hoy tiembla y Mañana está lejos.
Aférrarte a lo que encuentres.

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