martes, 15 de diciembre de 2009

Causa y Defecto...


Voces en picada contra tus pies, la tormenta está por marcharse, pero el sol no saldrá mañana.
Errores en el cálculo de la metáfora, quiero verte cubriéndome la piel con la tuya.
Fotos invertidas, colores que no saben brillar y tu recuerdo que se acerca mientras se aleja sin mirar atrás.
No corras más, siéntate sobre las nubes y descansa tus ojos en la pequeñez de tu existencia, en lo grandioso que es amar la imperfección.
¿Volverás a mirarte al espejo después de apagarte el cigarro en la pupila?, aunque enloquecido busque algún segundo para malgastar no puedo encontrar más que el reflejo de tu útero sobre la arena del desierto.
Y te caíste tan fuerte que no te pudiste levantar, catástrofe bajo tierra, las profundidades del que no sabe llorar. Llanto sobre los hombros del ángel tiene alas pero no desea volar, y vuelvo trozo por trozo hacia el epicentro de tu tempestad.

¿Tienes nombre?, definirte es como derrotar al azar.
Promesas con las rodillas sucias, cortar la soga que me amarra a tu entrepierna y el instante preciso en que nos besamos y no nos soltamos.
Dinero para comprar la infelicidad, tus ojos para comenzar a soñar con algo que nos pueda sacar de esta marejada de insensatez.
Callar para expresar y juntar los párpados para despertar.


Oh, y se convirtió en lluvia todo lo que ayer caía desde los árboles con forma de hoja, en viento todo lo que ayer fue nieve y en calor todo lo que ayer movía los árboles y botaba sus hojas, que caían como caen al anochecer tus lágrimas y nuestras caricias para apagar la luz de la luna.
Algo ha de existir que no haya existido ya en tu vida, alguna curva nueva he de dibujar en la rectitud de tu plano sentimental, algo que te sorprenda, algo que no puedas olvidar.

Causa y defecto, las normas a violar y los pasos a evitar.
Te acaricio con ambas manos, tengo destreza para excitar tus labios y provocar orgasmos en tu lengua. ¿Inyección letal o martillar tus costillas hasta convertirlas en blancas arenas?
Tú y tus cristales, los vidrios sin limpiar y un futuro que imaginaste cuando yo cerraba la puerta de tu habitación.
Quererte dentro de la mortalidad que produce el día a día.
Adorarte al lado de la vulnerabilidad que te ataca luego de la primera vez.
Cuidarte en cada letra a pesar que no exista idioma que te pueda contener.

Ironías que escaparon hacia la novedad del que se pone enfrente, no sé si comprendes, pero aunque no lo quieras eres causa y defecto. Cual final abierto, te despides con un beso que deja con ganas de otro, y otro más.
Emborracharme con tu carne, olvidar las imperfecciones del asfalto y seguir cojeando a tu lado.

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