jueves, 21 de octubre de 2010

Ausencias...


La presencia del oculto, de lo que no se ve, de lo que no está. El reflejo fue opaco, los ojos no devoraron, tu boca no destruyó. Los muelles no sirven para sostener el mar, un sueño por cada pestañeo, una nube por cada cigarro muerto.

No me hables hasta que me tragues, descansa tu cuerpo sobre las rosas, deja que el cielo te pinte la piel con su lluvia.
Sigo creyendo que tu rostro combina con el sol de medianoche. Apaga el paisaje, sácate hacia adentro, ahora no es momento para temer. Momento de irme, alejarme un poco, presentar una ausencia sin justificaciones. Solamente, y muy en silencio, partir.

Mejor es indirectamente proporcional a una sonrisa de plástico. Creo que es mejor no decir adiós, en cambio caer uno sobre el otro, efímeramente, como si la vida nunca fuese a terminar.
¿Recuerdas algo que no te haga llorar?, ese rencor que tienes es más grande que tú, sólo por eso puedes esconderte detrás de él.
Ven vamos a temblar, a ser frágiles, a no tener respuestas para dar y a entibiarnos con un beso.
Ni esta vez, ni nunca vamos a ganar.
Las espirales que nos envuelven, y en donde caemos, en realidad son los bordes más profundos a los cuales podemos llegar.
El vértice del centro, la línea que nos atraviesa la dignidad.

El otro día te noté más callada de lo normal y te pregunté algo ansioso:
-¿Quieres perder conmigo?
-Ya perdimos, estamos completamente perdidos.
Entonces me tomaste la mano y me arrojaste una mirada que no me dejaba respirar. Yo sólo pude sonreír.
Finalmente sentenciaste -"Ya no tengo temor." Y yo respondí - "Yo tampoco me iré, ausente estoy ya."

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