
Puentes que cuelgan hacia abajo, caminos quebrados por la humedad del mar, océanos que no pueden dormir. Tal vez puedas callarte a la medianoche, quizás no despertemos cuando el sol salga a cazar aves con forma de nube.
Es sólo cosa de tiempo antes de que aprendas a correr sin que tus pies toquen el suelo. Una vuelta en el barro para limpiar todos esos destellos de verano que quedaron sobre tu piel, ¿hacia qué esquina escaparás ahora?
Cuando suena el teléfono y nadie responde al contestar, voces que se extraviaron en el camino entre tus labios y mis oídos. Viento que despeina los miedos, juego sexual con inocencia incluida.
Intentemos comprender las líneas que se dibujan sobre un beso.
El tiempo ya no es, se aniquila el ser, el fin del movimiento.
No puedes colorear el mundo con lápices derretidos, ilumina mi vientre con luz ultravioleta y encuentra lo que quieras.
Custodia tu propia sombra, no dejes que se escape en la oscuridad. Amárrate fuerte los pies, aquí no necesitamos cosechar más vidas. Un árbol nace donde cada una de tus lágrimas cae, ¿por qué has llorado tanto?
La última risa de la noche, otro cigarro más que no se apagó bien, la espuma del mar está más tibia de lo normal.
El suelo no se mueve, nosotros como especie temblamos porque nos han abandonado, porque muchos no pueden amar un cielo gris.
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