
Dejé un vaso sobre la mesa del enfermo terminal, aquel que está pronto a llegar. No, dijo y se resistió, se halló con las manos en los bolsillos y la cara sin lavar, otro más que no puede preguntar y responder con su cuerpo.
Caída restringida, el vuelo de la paloma mensajera, un susurro que me dejó sordo. Hoy te puedo sentir. Fuego arcaico, mirada perdida y el labio roto de tanto mentir. Tu mano excita mis pies, intentemos correr hacia atrás.
Una hormiga te recorre la espalda, más de alguna mariposa descansa en tu abdomen, agua cae desde tus ojos; una cascada de emociones en tu rostro. Juegos tuyos que matan el horario, el abrigo del final, esta noche nadie nos contestará.
Somos los malditos, sueltos y acelerados. Desarma la estructura, dale vida a lo caótico. Si la piel puede arder, también se puede devorar. Locos incautos, agua impura, un manantial de días lluviosos, de noches sin estrellas, de eso que a los otros les da miedo pronunciar. Una bendición con lengua ácida, renunciados los que reventaron las cruces y las esquinas más cuadradas sin piedad. Dos relámpagos oscuros, certeros y desgraciados.
Niños aleonados, del perdón imaginado, adictos a la realidad, escupieron sobre el más allá.
Sufrir por vivir, que si respiro me muero, que si te beso escapas, que si te busco me encuentras y que si te señalo mi corazón te olvidas del camino de vuelta a casa. Fraccionado el ser, un millón de ojos en un pestañear, una mito para que no se muera el paisaje. Toda puerta cerrada se abre desde adentro, toda cabeza explota en ideas. Disparo a la raíz, el doble de lo insostenible, algo que no se puede olvidar. Sonríes después del beso, el veneno es tu trago favorito, la ironía te sube la temperatura, dejas huellas sobre el mar.
Guitarra a maltraer, el sudor perfumado a sexualidad, una verdad que no existe, la interpretación que es fugaz. Tengo la mitad de lo que crees, una más que te deseo.
Bajo la carne, lo que fluye por tus venas, es la eternidad.
El vaso se rompió, los vidrios me cortaron la paz, sangré atardeceres sentado sobre la luna.
Un vals dentro del cementerio, fiesta para niños muertos.
Hoy te toca a ti.
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