
Trotamundos de la oscuridad, inundados los ojos de resignación, ahorcados los pies de tanto salir para entrar.
Se trata de que no pido permiso para vivir un poco más, tampoco aviso la hora de mi muerte. Quiero pintar mi guitarra con color de tus labios, quiero un paraíso bajo tierra, quiero una política que viva en mediagua, quiero un discurso que hable de campamentos y tomas ilegales, quiero un presidente que sienta hambre, quiero senadores cesantes, quiero sacerdotes haciendo ciencia, quiero un dios mortal, quiero respirarme. Combatimos la velocidad de la luz, revoloteamos con las moscas, saqueamos cementerios buscando algún familiar para almorzar. Déjenme solo con el firmamento, tengo un par de mesías que asesinar.
Se revienta la arteria social de tanto auto que da vueltas en espiral, el corazón vacío del que no se puede abrazar, los niños con telarañas entre las pestañas porque no saben despertar.
La esperanza que queda a un lado de la carretera existencial, una música que baila sobre los dioses paganos que arden para iluminar la ciudad.
Ese sexo visceral que fecunda estómagos y quita el hambre universal, maullando los gatos sobre los tejados de vidrio. Sobre la avenida principal de mis manos duermen su siesta cinco perros, hábiles y olvidados. Caninos censurados, los que dejan huella sobre la piel, los pueden tapar el sol y traer la noche en mediodía.
Hipérbole emocional, hablan en código los que tienen algo que ocultar, miran el suelo los que temen encontrar alguna incómoda verdad. Cobardes las esquinas de tu habitación.
Cuenta una historia para dormir, inspira mis ideas y llena tus pulmones con colores primaverales para que el iris pueda sonreír.
Ese eje medular que te mantiene de pie es solamente un pilar agrietado de tanto llorar, entrañas movedizas que devoran rostros erosionados por el viento del amanecer.
Pero todo eso que parece no pasar, que se refleja en el vidrio del bus, que apaga la luz de tu habitación es un trozo de madera sobre el cual podemos flotar sobre mares infestados de cadáveres que no se dejan matar.
Dos estrellas en la pared, un libro para descansar y tinta que nos permita volar.
Fideos con salsa sobre tu pantalón, una mancha de café en el labio superior, olor a cerveza sobre las almohadas. ¿No es acaso eso lo más bello que puedes encontrar?
Pan con ketchup, mentiras blancas y amistades que comparten saliva. Aquí todo es igual.
La sangre flamea con el viento de invierno, tu piel retoma su tono con la primera lluvia del año.
Aquí todo es volver a empezar.
"¿Cómo saciar la fatiga de la lengua?, reventar la red en la soledad. Me puse de pie para que me pueda ver. Directo hacia la curva en velocidad cero, todo pestañeo es una fotografía sin flash. ¿Qué susurraste cuando disparaste el beso final?
El filo de tus dientes corta vidas, la sencillez de tus pies construye puentes sobre abismos inexistentes, el tono de tu voz es una ilusión más que ya no puedo recordar."
No hay comentarios:
Publicar un comentario