Siempre queda algo que se olvida esperando, por las noches, cayendo en el espacio entre dientes que de rabia aman para morder.
Si los pasos no saben lo que dejaron detrás del juego, perdemos con el día, lo que entre nubes se aleja por sumisión al patrón.
Sujetado a la inconsciente voluntad, amarrado por la impotencia del cariño que no accionó.
Borrados los recuerdos que no serán, extraviada la noche brillante en la soledad. Erróneo se me hará contaminar la saliva con re-sentimientos, equivocado mi estómago al llorar por su calor.
Nos cubrimos con la distancia, intentos muertos para conocer lo que más allá de la frontera no se ha querido ver.
Siempre unos por sobre otros, siempre otros por sobre el yo.
Espiral eterna, en repetición del ayer.
Consumida por la luz que no ilumina, devorando con ansiedad la mano que roba y da de comer. Iguales al parecido por querer ser distintos, igual el destino que escribimos al que nos pensamos mientras el humo habitó la memoria, igual al fallar en desear monopolizar su felicidad.
Ritual para el salvaje, resistencia desde el puerto hacia el amanecer.
Duele, pero dejaremos de nacer.
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