martes, 21 de septiembre de 2010

Aires de guerra...


Ruedan cabezas mientras amanece sobre los campos desolados del páramo.
A veces sólo basta con sonreír, oírte hablar y sentir.
Caen las hojas de los robles, crece el pasto y las nubes se siguen moviendo melancólicas.
Los perros corren libres sobre los montes, el río del cual bebimos ahora tiene nuestro olor.
Metafóricamente, y sin darnos cuenta, nos sentamos a ver las estrellas caer.
El dulce sabor de la fruta madura, ese instante previo antes de besar, esa sensación antes de golpearse contra el suelo, ese silencio luego de apagar la televisión.
Es momento de limpiar los desperdicios, de degollar la doctrina y de plasmarte en ese cuerpo que llevas.
Dudas fuera, pies adentro. Ven, vamos a caminar.


"Deposita tu mirada sobre el gatillo, dispárame tus silencios más tuyos. De seda es el tacto de aquella que baja la mirada con una sonrisa nerviosa, que no dice cosas por miedo al látigo. De caramelo es la voz de la que abraza con el corazón, que siente temor y se recuesta sobre su sexual inocencia.
Los segundos no bastan, ni los minutos, ni los días.
Una fuerza nueva en ti, una revolución que está por comenzar.
En algunos casos, la conquista más valiosa es la que ocurre en tu interior. Haz tuya tu vida.
No estarás sola, un ejército de dementes irán contigo a defenderte.
Pisar rosas, romper biombos y detonar asteroides.
No basta con viajar lejos, conviértete en esas aves que te puedes desplazar.
Domador de boas, arden los sombreros.
¿Aviadores?, no, aquí se levantan los seres de otro planeta, aquí no hace falta volar porque no existe el suelo, sólo hay lo que tú quieras imaginar. Sueña.

Apunta y encausa, con un latido de corazón, ese proyectil sentimental.
Destruye y crea. León y niño.
Mírame, y vislumbra en el reflejo de mi pupila todo lo es ahora.
Mírame, esta vez no hay en donde caer.
Mírame, esta vez no hay por qué temer.
Cállate, y vive; luego bésame"

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