viernes, 26 de octubre de 2007

Cementerio del Mundo al fin del Mundo..


Era plena tarde y las nubes le daban un tono gris al cielo, hacía frío y la calefacción de la camioneta no funcionaba, iba con dos amigas que me llevaban a un lugar hermoso, según ellas, yo sólo quería conocer un poco más de esta ciudad. El cementerio tenía una entrada grande y gris, parecía la entrada a un coliseo, en los bordes de la muralla se encontraban unos cuántos ángeles acompañados de unos corderos, no entendía el porque de los corderos, pero se veían armoniosos y antiguos. Entré en silencio con mis amigas en frente mío, ellas conocían el lugar y me guiarían por él para que no me perdiera, pues es realmente grande el lugar; Fue en ese momento cuando unos extraños árboles con forma de cono y una altura considerable se alzaban en frente mío formando los costados de un interminable sendero. Como si estuviese hipnotizado por alguna extraña fuerza me interné por el sendero sin mis amigas, observaba a mis costados y veías tumbas con ángeles sobre ellas, pero los ángeles miraban hacia el sendero y daba la impresión que sus ojos marmolados no te quitaban la vista de encima, te sentías observado por una cantidad interminable de ojos.
Me interné un poco más hasta que llegué a una parte en que en el sendero se generaban dos senderos más uno hacia mi derecha, el otro hacia mi izquierda, mientras que por el sendero que venía caminando se podía seguir hasta el final del cementerio, en pocas palabras, estaba en el medio de una cruz.
No sabía hacia donde ir, todas las opciones de camino que habían se veían iguales, finalmente me decidí a seguir derecho, así que comencé a avanzar en línea recta tal y como lo había hecho anteriormente, continuaba mirando las tumbas y me memorizaba por un par de segundos los nombres de las personas que veía en las lápidas, pero en el medio del sendero por el cual iba terminaban abruptamente los árboles con forma de cono de características esponjosas y se había paso a una escena macabra; del suelo emergían como flores unas cruces blancas de madera, era un terreno inmenso lleno de estas cruces clavadas en el suelo que tenían no más de un metro de altura, bajo ellas se encontraban los cuerpos de los niños, aquella imagen me impacto, pensar que algunos o muchos de ahí tienen mi edad, pero no están vivos. Y... ¿podría estar yo bajo una de esas cruces pronto?, el destino comenzó a jugar con mi cabeza y llenarme de confusiones.
Unas agudas voces y unos pasos apresurados provocaron que instivamente me diera vuelta para ver quienes eran y para sorpresa mía eran mis amigas, me regañaron entre risas por haberme escapado y me dijeron que estaban por cerrar así que nos teníamos que ir. Di una última mirada a aquel paisaje lleno de muerte y lozanías para partir de retorno.
Una vez en el auto mis confusiones se dispersaron y me dejaron pensar con claridad, si aquellos jóvenes están muertos y podrían tener mi edad, yo viviré por ellos sin preocuparme por lo que el destino me depare, de hecho eso ahora me daba lo mismo. Quería vivir cada instante y así cuando llegue a juntarme con todos esos niños algún día, les pueda contar todo lo que me sucedió en la vida y ellos sientan como que también les ocurrió.

No hay comentarios: