
Hacía frío aquella noche y me rehusaba a cerrar la ventana de mi pieza, ya no quería vivir más, era todo tan horrible, todo tan sucio, incluso el ambiente apestaba. Quería llorar, como nunca lo había hecho, me sentía vacío y ya nada era igual. Cerré mis ojos y contuve las lágrimas, traté de olvidar todo lo sucedido, pero no podía y las imágenes volvían y volvían a mi cabeza.
Estabas tú frente a mí, sentados en la arena una tarde soleada, sonreías con tu particular risa angelical, sonreías de verdad, de hecho la felicidad te salía por tus lindos ojos. No podía dejar de mirar, yo callaba, pues no sabía que decir y no quería decir nada por que podía sonar muy estúpido o muy cursi. Tu cara, es tan perfecta, con unas mejillas rosadas y suaves; Tus ojos tan profundos y sinceros, me perdía en ellos, podía nadar durante horas en el mar de tu iris. Sólo me importabas tú y nada más que tú, no podía dar un paso sin pensar en tí, ni podía retener lo que decían mis profesores en el salón, tu voz me sonaba por todos los rincones y hacía que los problemas de álgebra fuesen algo que a nadie le importa, de hecho a mi no me importaban. Hablábamos las cosas necesarias, nos teníamos el uno al otro para darnos la caricia justa, me ponías rojo sólo con un beso y una caricia tuya me lanzaba por los aires. Era un niño inmaduro, dependiente de tí y de tu respiración, mi corazón recibía la energía necesaria para funcionar de tu parte, no necesitaba de nada más si te tenía a tí. Mierda! Todo era tan perfecto, era tal y como lo soñaba, tu cuerpo me volvía loco, desataba mis pasiones más bajas, pero a la vez sacaba lo más cariñoso de mi ser. Me llevabas en "desmaduración" iba en contra, cada palabra que salía de tus inigualables labios me daba un aire nuevo, me cambiaba. Quería ser tu héroe y salvarte de mil villanos inexistentes, quería que me abrazaras y me dijeras mil veces que me abamas y sentir tu cuerpo junto al mío, sentirme acompañado y aunque fuera un solo momento, pensar que todo va bien.
Por tí intentaba ser un hombre perfecto, Por tí me levantaba cada vez que caía, Por tí vivían mis mariposas dentro de mi estómago!
Pero ya no, mis mariposas murieron y todas mis ilusiones se han ido, la arena se enfrió y las tardes cálidas se jubilaron. Llegó el invierno en mi corazón y le llueve día a día. Si supieras que todavía te quiero, que todavía sueño contigo y con tu piel, si tan sólo supieras que te recuerdo apesar de todo. Si superas..lo mucho que me faltas. Si volvieras, todo sería distinto...
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