lunes, 8 de diciembre de 2008

Caer..


Estoy tratando de no olvidar todo lo que quiere perderse en el olvido esta noche, pero por más que peleo la fuerza del tiempo siempre me derrota. Miro un punto fijo en la muralla, se deforma el concepto de irreal, siento que voy caer, siento que me voy a azotar contra un suelo poco acogedor.
Se abren nuevas puertas, se cierran un segundo después. Existencialismo disfrazado de inmadurez, la medicina no tiene cura para mi enfermedad, tampoco me quiero curar.
Observo a mi alrededor y siento un extraño odio por mi pieza, un odio nuevo, casi imparable que me domina por completo. Cojo la botella que está junto a mis pies, bebo un poco de ella y lo que queda de líquido lo reparto sobre la alfombra.

La silla se mantiene en pie apoyada sobre una pata, el cielo se va apagar.
¡¿Y qué, si quiero gritar?!
¡No tengo ni un maldito dios a quien rezar!
¡No espero que nadie me venga a ayudar!
He nacido solo y moriré sólo, por lo tanto mi vida la caminaré en soledad.
¡No busco compasión, ni miradas de cariño!
¡No quiero nada!
¡Quiero dejarme en paz!

Y mi mente no deja de funcionar, todo a mi alrededor se está derritiendo, todo lo que me rodea se hace líquido, el teléfono ahora es un charco lleno de llamadas que nunca pude realizar.
No quiero llorar, no quiero llorar.
Y el mundo se cae a pedazos, el mundo y su humanidad.
Yo voy caminando muy bajo, demasiado bajo, apunto de tocar el piso. 
Se incendian todos mis recuerdos, todas las sonrisas y las miradas, todas las caricias, las palabras y los momentos. Todo ahora es ceniza, nada más.
El universo cobra venganza, la supervivencia del más apto.
Se saturan las cárceles, las calles están desiertas. Todos duermen en sus casas, todos viven con una estúpida tranquilidad.
¿Y yo?
Yo voy caminando en medio de la calle contra el tráfico, ansiando que algún auto no me vea y me libere de este momento de enfermedad mental.
Nunca tuve nada, si  es que ahora estoy pensando en dejarlo.
Voy cayendo y sé que me voy a azotar.
¿Y la libertad? ¿Y el amor? ¿Y ella?
Los héroes están muertos, no hay nadie a quien llamar a estas horas de la noche. Yo sólo voy caminando hacia el comienzo, a ese lugar en donde todo empezó, por la carretera y de madrugada, con las manos en los bolsillos y la respiración bien helada.
Se reventaron todos los globos que adornaban mi habitación, se apagó la luz de la televisión y se quebró algo en mi interior.
Yo te esperaré allá, ambos sabemos el lugar preciso donde todo comenzó. Te esperaré en el principio del comienzo, te esperaré y sonreiré al verte llegar.

El humo de mi habitación no me deja respirar, me sofoco en un mar de voces que me quieren callar, me hundo en un océano de miradas llenas de hostilidad.
No soy de acá, voy caminando hacia donde pertenezco, hacia donde siempre debía estar.
La carretera está húmeda, hace media hora ya que está lloviendo sin parar.
La calle está oscura, pero veo acercarse un par de luces a una alta velocidad, una sonrisa se dibuja ne mi cara sin avisar y bebo por última vez de mi botella de ron. Bebo para mantenerme un poco más tibio, para no enfriarme y hecharme a llorar. 

Sigo creyendo en una vida feliz, pero el fuego que destruye todo dentro de mi habitación me alcanzó y ahora todas mis telas están en llamas. Sonrío, y no dejo de mirar ese punto que encontré en la pared, allá la veo, allá bien lejos de todo este fuego, bien protegida de todo este calor que la puede dañar. Sonrío, y no hago nada más. Ya no quiero gritar, tampoco llorar, no quiero pensar que estoy mal, tampoco imaginar que todo mejorará.
Todo es fuego, todo es rojo, mi piel se derrite y escurren hacia el suelo, todos esos sueños que nunca te pude contar.

Las luces me golpean las rodillas y me las quiebra sin piedad, reboto sobre un vidrio y salgo expulsado hacia el cielo. Sonrío mientras el viento me mueve el cabello. Voy cayendo y sé que me voy a azotar. No tengo cosas para ofrecer, nunca he querido defraudar a alguien, pero sé que más de alguna vez he fallado. ¿Acaso eso me hace más humano? ¿Acaso me hace más estúpido? ¿Acaso soy peor?
Un golpe en seco contra el concreto y ahí me quedo. Falta poco para amanecer, falta poco para que amanezca.

La carretera está cada vez más helada, la lluvia y el viento me hacen temblar. ¿Por qué voy temblando si no tengo frío?
¡Cómo desearía que estuvieras acá junto a mí!
¿Acaso no lo estás?
Sé que lo estás, o tal vez me gusta pensar eso por miedo a llorar.
Sigo caminando y tengo claro que nunca voy a llegar.
Pero sigo caminando y no voy a parar.

Voy caminando bajo, demasiado bajo, el suelo estoy apunto de tocar.




1 comentario:

Victor Daniel Alarcon dijo...

Lo seguro es que morirás
lo seguro es que vida eterne no existe ni nunca existirá
queremos descanzar eso nadie jamas lo entenderá!
quiero que existiera un boton que nos transporte a un lugar en donde todo sea verdad!
oh iwal como que eso describe algunos memento antes de dormir!..
buena weon!