
No quería ver esto acabar, deseaba con todas sus fuerzas que su corazón siguiera latiendo de la misma manera, al mismo ritmo y con la misma tranquilidad.
Le pidió que lo hiciera lento, lo más lento que pudiera y que no olvidara jamás este sueño.
Ambos comprendían la importancia de estos segundos, de estos momentos. Ambos tenían más que claro que ésto es especial, que ésto es digno de ser recordado.
Le pidió que lo hiciera lento, y mientras se dibujaba una sonrisa en sus labios, le susurró que la amaba y le besó suavemente en los labios. La miró a los ojos por un par de segundos y sintió unas enormes ganas de llorar de felicidad.
Le acarició la cara, la contempló en silencio, admirándola desde lo más profundo de su debilidad, siempre en silencio.
No podía entender cómo había llegado hasta este preciso segundo, no encontraba el camino que había recorrido para llegar a este paraíso. Sabía lo que había sucedido, cómo había sucedido y dónde había sucedido, lo recordaba nítidamente, de hecho, noche tras noche pulía los recuerdos, los cuidaba como su tesoro más preciado. Eran su tesoro más preciado.
Recordaba las gotas de lluvia, las palabras, los gestos y las miradas. Recordaba hasta el más mínimo detalle, recordaba con desesperación y alegría, con esa ansiedad de niño que tiene un regalo en sus manos y lo único que quiere hacer es romper el papel que lo envuelve.
Muchas veces se preguntaba cómo era posible que ésto fuese tan perfecto, y la respuesta la encontró frente a él, de pié mirándole con una sonrisa en la cara y unos ojos únicos. Se encontró de frente con la respuesta y la amó, la amó tan intensamente que se sintió pequeño, se sintió insignificante.
La abrazó y tembló, tembló como nunca antes había temblado en su vida, porque él sabía que esto era especial, él sabía que esa era la esencia a la cual le había escrito desde que aprendió a escribir.
Le pidió entre lágrimas que lo hiciera lento, que lo besara y que no se fuera nunca más, que le abrazara fuerte y que detuviese el tiempo para que todo el universo se dedicara sólo a mirarlos besarse, a verlos amarse, a verlos vivir.
Adoraba cada recuerdo, y anhelaba el futuro, pero por sobre todo amaba el presente. Amaba todos estos segundos, todos estos minutos. Amaba las miradas, amaba los silencios y las palabras, amaba las risas y la pasión, amaba todo, todo en ella.
Le pidió que lo hiciera lento, que lo amara como nunca ha amado y que le jurara que a su lado era feliz. Porque él si la ama como a nadie y es inmensamente feliz a su lado, porque todo parece tan simple, tan hermoso, cuando ella duerme y se aferra a su mano entre sueños.
Porque ahora él es mejor gracias a ella, y él quiere pensar que ella ha aprendido algo junto a él.
Le pidió que lo hiciera lento para que pudieran disfrutar al máximo cada instante, para que se grabara cada segundo en sus memorias, para que se grabara este abrazo, tirados sobre la cama vestidos con sus mejores atuendos.
Todo calzaba perfectamente, todo encajaba mágicamente, todo esto es complicado de creer.
Y es que son un par de locos, dos desaforados caminando sin rumbo alguno, riendo con cosas simples y hablando su propio idioma.
Son un par de esencias que se mezclan con facilidad sin perder su autenticidad, sin dejar de ser ellos mismos, al mismo tiempo que son uno solo.
¿Cómo entender que ésto no es solamente piel? ¿Cómo comprender que ésto no es solamente espíritu?
¿Cómo explicar el cariño que existe entre ellos dos?
¿Cómo retratar acá, las frases que ellos cambiaban con sólo una mirada?
Se miraron una vez más, se miraron en silencio, siempre en silencio, y acercaron lentamente sus labios. Cerraron lentamente los ojos y finalmente se besaron. Temblaron juntos y se abrazaron, juraría que ellos sentían la tierra en sus pies y el viento de una noche de julio moviendo sus cabellos. Luego se miraron nuevamente, con una ternura distinta y rieron porque saben perfectamente que esto es especial, que esto no lo van a olvidar.
Él tenía unas enormes ganas de decirle muchas cosas, que era preciosa, que estaba enamorado y que todo ésto es lo mejor que le ha sucedido. Quería confesarle muchas cosas, quería contarle todo lo que él quería para su futuro, el número de hijos, la casa y el auto. Todos los detalles los había soñado ya, y no sabía por qué, pero sentía que ella había soñado lo mismo.
Sonrió y calló porque sabía que ella ya había leído todos sus pensamientos antes de que él los pensara. Y se volvió a sentir diminuto, y le miró a los ojos. Se vio indefenso ante esa mujer, se vio sonriéndole, y la vio sonriendo.
Y él le susurró algo al oído, y ella le tomó la mano mientras ambos temblaban. ¿Cómo explicar acá, en esta línea, lo que ellos sentían en sus estómagos?
Ese nerviosismo sabroso que no te deja pensar, esa intensidad al respirar.
Él escribía todo esto en su memoría, iba guardando en ese rincón especial todas estas letras que ahora yo paso al papel entre lágrimas, lágrimas de felicidad, de paz.
Él lo escribía con cuidado y dedicación, tratando de no fallar ni una sola letra, de no perder esta magia, de plasmar cada sensación en una letra.
Él escribía y le daba lo mismo lo que dijeran los demás, pues ésto valía más que cualquier otra cosa que él tenía, y eso es triste, porque él no tenía mucho. Tenía estas letras en su memoria, tenía una sonrisa dibujada en la cara, lágrimas en los ojos y abrazaba a su mujer mientras ella sostenía su primer hijo.
Eran los mismos, igual de locos y con la misma mirada enamorada.
Si parece que fue ayer cuando el verano los unía sutilmente, casi imperceptiblemente. Parece que hace un par de horas atrás se besaron por primera vez y hace cinco minutos atrás se casaron en una playa, solos ellos dos.
Él me pidió que lo hiciera lento, que escribiera y que dejara un poco de su esencia en cada línea. Me pidió que intentara reproducir sus lágrimas en este papel. Me miró y me sonrió, se levantó de la silla, me estrechó la mano y salió de la habitación abrazado a su mujer.
En silencio, siempre en silencio.
Los veía alejarse, y cada vez estaba más seguro de que eran los mismos, igual de locos y con la misma mirada enamorada.
1 comentario:
pienso que el amor es la máxima debilidad humana, pero de las debilidades aprendes a ser fuerte .
creo que eso de par de locos y que tenian un lenguaje que solo ellos entendian me recuerda a una pareja..
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