viernes, 16 de julio de 2010

Elefantes..


Un grito ahogado la profundidad del firmamento, casi me tropiezo al saltar, casi pude volar sin alas. Un viaje cotidiano y sin brillo, una paisaje opaco, una sensación color gris.
Somos muchos elefantes caminando sin rumbo, grandes y torpes, solitarios y secos. Las manos arriba, el pelo al viento y una sonrisa que no sirve mucho.
No supe cuándo, ni en qué momento me perdí, pero estoy definitivamente vencido, dejado a mi suerte, sin violines sonando de fondo, sólo se oye el ruido de los autos pasar por la calle.
Cabizbajo se encuentra el núcleo del planeta, el mar está calmo y las nubes no se mueven.
Nada está vivo.

Una balanza desequilibrada, una ironía que pasa la cuenta y un puñado de sueños que no despertarán mañana. Creo que también me siento mal, pero eso ya no importa.
Te dije que la vida no era rítmica, nunca lo es, sólo sabe cojear.
Tal vez estés mejor de esta forma.

Pies pesados, miradas perdidas en algún horizonte que sólo puede existir en un universo paralelo, paralelo a nosotros. Casi como buscar un grano de arena albino en una playa cuando es medianoche, como besar el viento o tratar de retener un susurro, así de idiota puedo llegar a ser.
Con la piel dura, casi impenetrable, busco un poco de agua en medio de un desierto llamado vida.
Hay días en que sólo quiero morir un par de minutos para poder tomar un respiro.
No me necesito, nunca lo he hecho, pero por algún motivo desconocido, todavía no me puedo abandonar.
¿Cómo hacer para que no me duela mirar mi sombra?
Creo que olvidé gritar que le tengo miedo a dormir solo, pero ya salí volando por la ventana de tu habitación, envuelto en silencios, sostenido en el aire gracias a la gravedad.
Y todavía no entiendo por qué todos corren, y por qué siempre termino sentado solo en la mesa.
¿Es necesario que se vayan hoy?

A pesar de todo no estoy apurado, porque sé que algún día, todos terminamos siendo elefantes que miramos el mar buscando alguna respuesta que no existe, ni quiere existir.
Esta noche nada me asustará, solamente sentiré frío.
El espejo regala el reflejo perfecto, no lo soñé y me mata, por eso hoy brindo a tu suerte.
No me veas ahora, con tus ojos ciegos bien abiertos.

Soy un elefante que camina directamente hacia lo más profundo de su soledad.
No, no lo soñé y por eso ahora te extraño.

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