lunes, 30 de junio de 2008

Criminal...


Me lo han dicho a gritos y me lo han sugerido de una manera más sutil:
Soy un enfermo mental...

Y he llegado a tomarle cierto cariño a esta parte oscura de mi personalidad, pero nuevamente me justificaré en los demás, porque al justificarme en el resto o en mi enfermedad obtengo esa estúpida libertad unida con libertinaje, que me permite hacer y deshacer lo que quiera. Digamos que me gusta jugar a la divinidad...

Es mi mente enfurecida e irracional la que se apodera de mi imaginación y asesina a personas diariamente. Pueden ser fusiles, pistolas, explociones, cuchilos, golpes, descuartizamiento, asfixia, veneno, patadas, autos, rios, cuerdas, mordidas y de vez en cuando una muerte algo más...Brutal.

Es un segundo clave en un momento clave el que desencadena un colapso general en mi cabeza. Pueden ser unas palabras algo más frívolas o alguna actitud que sea detestable para mi mentalidad. Y es que la muerte no es dolorosa para mí, y desgraciadamente para tí, asumo que para el resto tampoco lo es.

Y les repito, seres imbéciles que leen esto con cierta felicidad, son ustedes los culpables de que ustedes mismos se desangren en mis sueños. Con su tranquilidad, con su felicidad, su alegría, su soberbia de mirarme como un monstruo inferior.
Y todos deben morir..
TODOS!
Los de arriba, por cagar a los de abajo y los de abajo, por llenarse de felicidad al recibir con la boca abierta, toda la mierda que les tiran de arriba.
Y el congreso debería explotar, corbatas y billetes ensangrentados en un edificio tan oscuro como la misma sociedad.
Y los delincuentes les deberían de cortar las piernas y prohibirles las muletas o las cillas que ruedas. Que se arrasten por la vida como gusanos y que esperen tranquilos, pues llegaré yo y les aplastaré la cabeza contra el cemento.
A la presidenta le saco los ojos y la médula espinal. A los que la defienden les arrojo sus brazos y sus piernas mutiladas, y a los que la odian los obligo a pagarle el funeral.
Ahora no sonríen tanto...¿Verdad?

Porque hay gente que vive con demasiadas comodidades, hay otros que apenas viven y hay otros que les gusta no vivir. Y todos ellos deberían morir.
De hecho, lo que hice no fue malo, por el contrario, les hice un favor. Les entregé el equilibrio, los llevé con su Dios y les quité el sufrimiento. Talvez no de la mejor manera, pero de todas formas ahora están mejor.
Pero si hay un tipo de gente que merece una tortura eterna, son los mentirosos, pero no de esos que mienten en el amor o para que no les hagan daño. Hablo de esos que juegan con mentiras grandes, de esas que involucran dinero, religión y sociedad. Desearía sacarles diente por dientes hasta que digan la verdad, luego cortarles la lengua lentamente y arrojársela a los perros para la cadena continúe su normalidad.

Y si ahora te estás preguntando si también deberías morir, la respuesta es: Sí!

Pero tranquilo, que ya estoy justo detrás de tí...

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