lunes, 23 de junio de 2008

Ironía..


Abrí mis ojos lentamente, no quería despertar.
Había sido una mala noche, llena de preguntas existenciales y recuerdos algo dolorosos. En los últimos meses me habían dicho que era el tipo más idiota, imbécil, apático, odioso, repugnante, irrespetuoso y despreciable del mundo, todos los adjetivos concuerdan con mi persona y me enorgullezco de aquello.

Finalmente, salí de la cama con una extraña sensación.
Abrí la ventana y entró la claridad del sol de inmediato, era verano y yo en ropa interior. Jamás me ha gustado pasar malas noches a causa del calor o del frío. El clima en los últimos años se había puesto horrible, cada vez con temperaturas más extremas. Y bueno, no me podía quejar, era nuestra culpa.

Caminé hacia el refrigerador y saqué una caja de jugo. No recordaba haber dejado anoche un vaso en mi velador, pero allí estaba, dispuesto a ayudarme con esta sed.
Mientras bebía dichosamente mi refrescante jugo, una voz femenina me habló:

-Buenos días, dormilón.- Y luego rió con un tono burlezco.

No recordaba tampoco que una mujer me hubiera hecho compañía anoche. Dejé caer el vaso, y me dí vuelta asustado y confundido.
Allí estaba, una mujer hermosa. Con unas curvas endemoniadas y un vestido rojo que seguía de manera natural la perfecta figura de la mujer. Un pelo con ondas, pero no crespo. Unos ojos suaves y verdes.
No recordaba haber invitado a una supermodelo a mi habitación. Menos, haberle dado las llaves de mi casa en algún momento de ebriedad a una sensual mujer, ni tampoco estaba la posibilidad de que alguna prostituta robase las llaves de mi apartamento, pues hoy en día, todas las prostitutas son hombres con senos de plasticina.

-Oh..Tontito, quebraste el vaso y yo que te lo dejé con tanto cariño allí en tu velador. Ten cuidado, puedes enterrarte un trozo de vidrio en tus pies, digo, con tan poca ropa, todo tu cuerpo corre peligro.- Y me lanzó una mirada algo sensual.

No respondí nada, me tiré sobre la cama casi por instinto para evitar cualquier herida a causa de los vidrios.
De un momento a otro me estaban susurrando en el oído:

-Tranquilo, ¿no esperabas mi visita verdad? En fin, te diré la verdad. He venido como respuesta a tus interrogantes de anoche. Eres distinto ¿lo sabes?, supongo que no, pero bueno...Ahora lo sabes.
Uf! Que densa fue tu noche, tantas preguntas y tan complicadas. Pero una sobre el equilibrio me llamó la atención, y he venido para ayudarte.-
Sus palabras me rebotaban en el cerebro y a causa de mi asombro se demoraban más de lo normal en ser comprendidas.

"¿Cómo mierda sabe lo que pensé anoche, y de qué manera me puede ayudar?...Ni siquiera recuerdo su nombre, pero Dios...Está buenísima." Pensé dándome alguna esperanza de que fuese alguna conocida y no un asalto. Esto de que supiese lo que me sucedió anoche, me asustaba un poco. Y como respondiendo a mis última preguntas dijo mientras caminaba alrededor de la cama:

-"¿Te gusta?- Dijo mientras se tocaba el abdomen y las caderas suavemente- Si supieses como sudé en el gimnasio para poder tener este cuerpo. Uf! Llegué a ver demonios, mi amor.
Pero dejémosnos de cuerpos y gimnasios, y será mejor que vayas cuidando más tu boquita, nada de groserías acá. Abajo, talvez. Arriba, por ningún motivo. Y aquí, mejor omítelas. Y te traigo el equilibrio, tu sueño más anhleado, tu momento de paz, esa felicidad que buscas hace tantos años-
Me miró y me sonrió- Ah! Por cierto, me presento. Soy Lucy.

"Lucy..Lucy..Lucy..¡Diablos! No recuerdo a ninguna Lucy.." Pensaba rápidamente mientras le miraba atónito.

-Vamos, no me digas así, eso de "diablos" es muy frío, me gusta más Lucy...Es más..¿Femenino? No sé, da igual en realidad. Me llaman de tantas formas que ya no me agrada ningun nombre.

"Sí, es una prostituta. Ya ni sabe qué nombre se inventó cuando me conoció. Debe ser de las pocas mujeres que van quedando o su cirujano es un maestro." Pensaba tratando de consolarme y unir las piezas en éste extraño puzzle.

- "No seas idiota porfavor, Pablo. No soy ninguna prostituta, conozco muchas sí, y las recibo con los brazos abiertos, te confesaré que existen algunas personas que les cierran las puertas de esperanza a esas esforzadas mujeres. Yo les doy un descanso distinto. Algo más adecuado con la vida que llevan, algo más caluroso. Ah! Hablando de caluroso, espero que tus amiguitos se den cuenta de que esto del clima empeorará más aún y terminarán por extinguirse, se lo merecen por idiotas.
Pero bueno, dejémoslos a ellos allí tranquilos con sus aires acondicionados y sus ventiladores.-
Miró su muñeca y le dió un par de golpes al vidrio del reloj- Estamos atrasados, cariño. ¿Listo para irnos?.

-
¿A donde?- Hablaba sin pensar, era un completo idiota.

-A donde más, tontin. Ja! Eres tan lindo cuando te pones así de inocente.
Al infierno, pues. ¿A donde más? Estás a punto de morir, Pablo. Pero despreocupate, abajo está igual de caluroso que acá asi que no te pongas nada más antes de partir. Estás vestido justo para la ocasión.-
Y riéndo me tendió la mano.

Mi brazo se levantó sin que yo lo ordenase y le di la mano. Era tal mi asombro que no podía hablar, ella se acercó mientras me sonreía y mirándome a los ojos, me besó dulcemente en los labios.
De ahí en adelante todo se oscureció.

No hay comentarios: