domingo, 10 de agosto de 2008

Fiebre..


Se desata mi interior y pierdo todo el control, me convierto en un ser sin razón.
Veo nítidamente mi verdadero yo, tan oscuro y amargo como lo imaginé. Ha comenzado la inmaduración progresiva, me conecto con algún Dios de madera y comienzo a creer en el amor.
Allí estoy, allí estás, todo lo que sucede es por culpa de una extraña pulsión.
Es por culpa de esa maldita sensación que debes clasificar, pero por más que lo intentas siempre acabarás dentro de un cajón.

Te encadenas de pies y manos, a mis sueños, y te hechas a volar.
Ahí quedo yo, en medio de la oscuridad. Rodeado de cuerpos mutilados y alguna que otra verdad subjetivamente inventada y disimuladamente gritada a viva voz el día en que mis ojos perdieron su color.
En mis manos, una batidora llena de cuchillos dispuestos a triturar cualquier sacrificio que algún imbécil les quiera donar. No lo pienso más, deposito en su interior mi alma, mi cuerpo y mi corazón, no tengo miedo, pero te pido que presiones el botón.
Y la máquina comienza a funcionar, Caín y Abel no dejan de pelear.
El dolor es insoportable, casi inaceptable y no puedo gritar.
Se une cada célula de mi cuerpo con algún sentimiento profundo e intenso.
Dejo de sentir y pensar, comienzo a vivir y a disfrutar.
Todas mis ilusiones me mezclan con las cicatrices de alguna caída que no pude evitar.
Ya no hay dolor, ni sonrisas.
Ha desaparecido el placer carnal, ahora me inunda un orgasmo que no quiere parar.
Me libero y vuelo junto a tu voz, te beso el corazón y escucho atentamente cada detalle que me susurras suavemente, escucho con dedicación cada uno de esos sueños que tanto disfrutaste y no pudiste recordar al despertar, leo con fuerza cada meta que quieres cumplir y me propongo no dormir hasta ver esa sonrisa que se dibujará en tu mirada cuando sientas que todo lo que alguna vez pensaste que no ocurrirá está sucediendo frente a tus ojos y lo puedes palpar.

Se superan miles de barreras y el silencio es tan perfecto que ha asesinado mi voz.
Nada ha terminado, nada ha comenzado. Desde el primer momento en que suspiraste, me hiciste volar, reventaste cada vena en mi interior y me sentí desangrar de felicidad. Cada beso regalado es abrazado por un huracán que nos lanza fuera de este planeta, fuera de toda esta realidad.
Te has convertido en cada cuchillo de la batidora que me equilibro por completo, que me llevó al nirvana en perfección.
Se ha detenido el tiempo, he dominado el clima y puedo hacer aparecer lo que sea.
Es magia, todo esto es solamente magia.
Es fiebre y es enfermedad.
Es una noche apasionada revolcándose en la cama, cuando no tienes a quien besar.
Es desgarrar cada pedazo de piel que te limite y hecharte a volar sin más.
Todo esto es pura sinceridad.
Pero no es eterno..
Es tiempo de bajar, que tengo que despertar. Los medicamentos han hecho efecto y ya no podré delirar. Se cierra la ventana a mi interior y me separo de mi verdadero yo.

Pero algo no vuelve a ser igual..
Mi alma, mi corazón y mi cuerpo...
Ya no se separarán...

No hay comentarios: