sábado, 16 de agosto de 2008

Gracias..


"Aquí me tienen, con los ojos vendados y con la cara pegada a un muro bastante frío y hostil. Me asusta la idea de no sentir ni una pizca de miedo ante tal situación, mi mente y mi alma van volando libres a otro lugar, a un lugar más hermoso y más cálido, busco mi felicidad, busco mi paz.

Puedo sentir la respiración de alguien conocido a mis espaldas, el sonido del rifle me provoca un poco de ansiedad y puedo percibir la manera en que palpita mi corazón.
Me he vendado los ojos, no quiero creer que me estén ejecutando sin aparente razón.

Mientras yo sigo sonriendo como si nada importara, tengo mi máscara, ella me protege de todo dolor, pero aún así sé que desde el momento que presionen el gatillo nada será igual que antes.
No me queda más que esperar con alegría este proyectil que romperá con todo lo que antes solía brillar.
Un alma menos en mi mundo, un juicio menos que tendré que soportar, un pilar menos que me sostendrá en esta vida que me tocó caminar.
Se me hace extraño mirar estos ojos tan distintos a como los solía recordar, tan dispuestos a derribar mi felicidad, a defender algo que supuestamente es suyo y que ahora quiere volar en libertad, tan empeñados en cortarme las alas y dejarme tirado para luego levantarme del suelo y sentirse un ser especial y bondadoso por haberme levantado.

Ya no puedo gritar, nisiquiera suspirar. "Los niños no lloran", dijo alguna vez papá con sus ojos serios y racionales, ellos son un reflejo de como seré en un futuro no muy lejano, en una realidad algo distorcionada y anormal.

Puedo sentir la manera en que cierra los ojos para no observar el crimen que va a realizar, presionó el gatillo y el arma disparó sin piedad.
Yo estoy entregado, no tengo más que callar y aceptar en silencio lo que algún Dios rencoroso quiera para mí.

La bala entró de lleno en mi cabeza, perforó la nuca y me golpeó el corazón.
Mierda, como dolió, pero supongo que será para mejor.
Siempre es para mejor, ¿no?

Casi sin fuerzas me dejé caer sobre la silla, sangrando profusamente, y con el último aliento que me quedaba presioné el boton que activa ese libro de recuerdos en el cual escribo con tanto amor, comencé a vaciarme, a escribir con sangre cada frase, a romper cada ladrillo de este muro de fusilamiento que no me deja ver el paisaje.
Es chistoso pensar que estoy gastando mis últimas fuerzas en un muro, pero soy predecible y más de alguna persona ha de suponer que eso era lo último que iba a realizar.

Cuando cayó el último ladrillo, pude ver un acantilado y un furioso mar. Me arrastré como pude hasta la orilla y miré hacia el cielo, la luna llena acompañaba este viaje al fondo de mi corazón.
Deseaba con todas mis fuerzas que la lluvia hiciera este momento más especial, sólo quiero hacer tus sueños realidad, pero ya ves que no puedo controlar el clima, otra prueba más de mi debilidad.

Mientras mis ojos se clavan en la espuma que produce el mar al chocar con las rocas, estoy arriba, muy arriba y nunca nadie me bajará.
Te veo allí sobre la espuma, desnuda, bailando libremente y sonriéndome desde tu interior.
Allí estás contándome mil historias hermosas que siempre había querido escuchar, con tus ojos y tu mirada tan pura como siempre, con tu madurez y tus consejos perfectos, con tus ganas de amar, con tu pelo al viento y con tus labios cálidos.
No pude contener las lágrimas de felicidad, la herida poco me importaba ahora, solamente tengo ganas de abrazarte y de besarte como si el mundo se fuese a acabar.

Allí estaba yo, al borde del acantilado, herido a muerte y arrastrando cada vez más mi cuerpo para que cayera en libertad, si eres mi Dios, te veo, me sonrojo y tiemblo, es divertido ver la manera en que todo toma color.
Y hoy solamente quiero darle rienda suelta a esta ilusión.

Un último impulso de un cansado pie y estaba cayendo en plena felicidad, no tengo nada que me asegure a la tierra, voy apostando todo lo que tengo, por primera vez en mi vida estoy esa libertad que siempre busqué.
Y no me queda más que agradecerte, por ser como eres, por cada gota de saliva que gastas cuando me explicas algo que es demasiado superior para mi corta mentalidad, por cada caricia regalada con amor y por todos los momentos inolvidables que me entregas sin pedir nada a cambio.
Debo agradecerte por ser tan especial.
Y por todas estas razones y muchas otras más, voy cayendo feliz, realmente feliz.

El viento en mi cara y la salinidad del mar, cierro mis ojos y siento como me tomas la mano con suavidad, miro a mi costado asombrado y te encuentro cayendo conmigo con una hermosa chispa en tu mirar.
Se me dibuja una sonrisa en la cara y sin darme cuenta te voy queriendo cada vez más y más.
Antes de poder decirte alguna palabra, ya te lo he dicho todo con una sola mirada, sé que me entiendes y sé que daría todo por tí, y eso vale más que cualquier rosa que alguna vez te pudiese regalar.
Cuando ya no queda nada para encontrarnos con el mar, comienza a llorar el cielo.
Llueve a cántaros, casi con odio, siento que esto es el real significado de la palabra perfección.
Y sí, los sueños se hacen realidad.
Y ya estoy entregado, he liberado mi alma y ahora ella vuela junto a las nubes y junto a la luna.
Ya no existe el dolor, sólo queda la unión de dos almas en perfecta fusión.
Sólo te pido que no me sueltes la mano, cariño, porque lo mejor está por empezar.
No me sueltes, porfavor, que te regalé todos mis sueños y ahora no hago más que vivir de ilusiones.
Y aunque no quiera pienso en tí, daría lo que fuese por morir en tu piel..."



Este texto fue encontrado dentro de una botella de vidrio flotando en el mar, al autor de este escrito y a su inspiración, muchas gracias.

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